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Cáritas alerta: “No estamos preparados para otra recesión”

  • La institución diocesana ha salido ya de la situación crítica que ha tenido estos últimos años y apuesta por “crecer” para fortalecerse y para prestar un mejor servicio a los necesitados

Una persona rebusca en el interior de un contenedor de basura en busca de algo aprovechable.

Una persona rebusca en el interior de un contenedor de basura en busca de algo aprovechable. / Fito Carreto (Cádiz)

Cada vez se habla con más fuerza e insistencia de una nueva recesión económica en un país que todavía anda recuperándose de la grave crisis. Y ante ese aviso constante, Cáritas Diocesana ha dado la voz de alarma en un mensaje tan rotundo como asustadizo: “no estamos preparados para otra recesión”.

La explicación a esa afirmación es bien sencilla: “Parte de la población está al filo de la navaja actualmente; y si hay recesión de nuevo, volverá a caer en la exclusión”, traslada la responsable de Cáritas Diocesana, María del Mar Manuz. Esto se une a que la crisis de hace unos años pudo afrontarse en muchas ocasiones con reservas económicas, ahorros y otras situaciones de emergencia que en la actualidad no existen porque se agotaron con esa crisis; por tanto, si vuelve a sobrevenir una situación negativa no existirán esos recursos que tanto amortiguaron la crisis anterior.

Este escenario afecta tanto a la población en términos personales o familiares, como a la propia Cáritas Diocesana, que reconoce una situación de debilidad actual que le impediría afrontar con las garantías de anteriores ocasiones una crisis económica. Y eso que la institución ha abandonado ya la “situación económica negativa” que ha padecido en estos últimos años y que obligaron a realizar un duro plan de ajuste.

Ha habido que renunciar o recortar algunos objetivos, y en otros casos llegar a objetivos más modestos. Pero hemos logrado revertir la situación. No hemos recuperado niveles de antes de la crisis, pero Cáritas ya es menos frágil”, explica Manuz sobre un plan de ajuste que motivó, entre otras situaciones, varios despidos de trabajadores –todos ellos respaldados por la Justicia como procedentes tras las denuncias de los afectados, según ha podido saber este medio–. “No ha sido un sacrificio gratuito”, traslada la responsable diocesana.

¿Qué hacer entonces con un ente como Cáritas que ha empezado a sacar la cabeza del pozo en el que estaba pero que presenta preocupantes síntomas de fragilidad ante una futura recesión? En este momento actual, la institución diocesana también lo tiene claro: “Cáritas debe crecer”, afirman.

Cáritas debe crecer “porque seguimos obligados a atender las necesidades básicas de muchas personas”, traslada María del Mar Manuz; también porque el informe Foessa recientemente publicado –y que hace una radiografía de la situación de la exclusión social y la pobreza en Andalucía– “ve venir lo que está por llegar” y que no es nada favorable; o por esa parte de la población “al filo de la navaja” que por desgracia necesitará los recursos de Cáritas si llega esa anunciada recesión.

Ese crecimiento también tiene claro Cáritas cómo debe hacerse, o en qué campos. Por ejemplo, Cáritas debe crecer en sus programas de empleo, porque precisamente el informe Foessa señala que el principal problema en Andalucía –y también en la diócesis– es el Empleo. “Ya este 2019 se ha dado el primer paso de crecimiento en este área, con la creación de una agencia de colocación y con el proyecto Inserta Cádiz”, apunta al respecto Manuz.

Ese crecimiento debe llegar también “por un mayor compromiso de la propia comunidad cristiana”, a través de suscripciones, donativos y otras colaboraciones. “Cáritas es el órgano oficial de la Iglesia”, afirma la responsable, que hace un llamamiento para que la labor social de la Iglesia se haga por medio de esta institución.

En relación con este punto, el crecimiento de Cáritas también debe llegar por medio de la participación del voluntariado. “Tenemos un tesoro muy valioso que es un voluntariado con mucho compromiso y fe; pero tenemos que crecer, sobre todo en juventud”, señala Manuz. Además, los voluntarios de Cáritas arrastran una delicada situación: “han pasado un momento grande de estrés durante la crisis económica, en la que han tenido que abordar y hacer frente situaciones especialmente duras”, explica. La media actual de voluntarios se sitúa en la franja de 55 a 70 años, y eso se nota en la labor de una institución que debe captar a gente joven para seguir prestando las atenciones habituales.

Entiende Cáritas que hay que crecer también en la atención a las familias, porque “se ha producido mucha erosión en la familia durante la crisis económica” y por el informe Foessa “alerta de un problema demográfico” sobre el que hay que intentar poner remedio.

Y por último, siendo quizás el factor más evidente e importante, Cáritas debe crecer en fondos, tanto propios como procedentes de las administraciones públicas. De hecho, la institución ha tenido que afrontar el año 2019 sin la subvención que concedía habitualmente la Junta de Andalucía y que en el último año del gobierno socialista se eliminó sin previo aviso, dejando a Cáritas sin una importante fuente de financiación.

En este escenario actual en el que la institución religiosa ha recuperado los números positivos y tiene las ideas claras de las actuaciones que tiene que acometer en el futuro para ganar fortaleza y poder afrontar situaciones de debilidad económica o social, Cáritas Diocesana se muestra totalmente preparada y dispuesta, porque tras un período de autodiagnóstico “decidimos poner la entidad patas arriba” y reorganizar toda la estructura y sistema de trabajo a través de un plan que recoge 140 objetivos (divididos en diferentes grados de urgencia) y que ya está recorriendo con ciertas dosis de éxito.

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