Pesca

Una Caleta sin caballas

  • Los pescadores de la coqueta playa califican de “insólita” la escasez de este pescado en el presente verano

  • Las capturas con redes de grandes barcos o la temperatura del agua, entre las posibles causas que plantean

Manuel Martín, pescador de La Caleta, muestra una caja vacía sin caballas.

Manuel Martín, pescador de La Caleta, muestra una caja vacía sin caballas. / Julio González (Cádiz)

El próximo sábado se enterrará la caballa como acto simbólico del cierre del verano en la ciudad. El Club Marítimo Gaditano La Caleta volverá encargarse de organizar este acto, en el que tiene previsto repartir fideos con caballas como para 3.000 personas. Para ello deberá hacerse con 300-400 kilos de caballas... que no saldrán de las aguas caleteras. “Este año no hay caballas en La Caleta”. Esta frase, si uno no la escucha de boca del presidente del Club, José Fernández, no se la cree. No hay Caleta sin caballas y viceversa. Un jardín sin flores, un domingo sin fútbol. “Es un hecho insólito”, apunta Manolo Reyes, otro de los pesos pesados de la entidad. En el momento en el que hablan con el redactor llega una mujer en bañador. Pregunta si hay caballas. Negativo. Y así todo el verano.

Dice Reyes que “aquí pescan caballas entre ocho y diez personas y no habrán cogido más de 30 docenas entre todos este verano”. “Las caballas para el sábado se han encargado a una empresa exportadora del muelle de Cádiz”, apunta el presidente. Vamos arrancando testimonios de ilustres pescadores de La Caleta. Manolo 'El Grande' asegura que “este verano he salido ocho o nueve veces y habré cogido unas 18 caballas. Esto es como en el campo, hay cosechas buenas y malas. Y la de este verano es mala”. Lo dice sin querer extenderse en otras causas. “En veranos normales, nos quedábamos sin caballas ocho o diez días de agosto. Pero como este año no he visto nada en mi vida”, añade.

Entre los viejos pescadores, una explicación muy extendida que se suelta con la boca pequeña, pero se suelta a ver si alguien pica. “Es que vienen barcos del Mediterráneo a llevarse caballas con red para engordar a atunes de piscifactoría”, esquilmando así las aguas caleteras. Puede ser. Diego, otro veterano pescador, dice que la ausencia de este pescado azul se debe al cambio climático. Manolo Reyes aporta una visión. “Hay caballas, pero no suspenden”. Quiere decir que no suben a la superficie por más 'anguao' -mezcla arena de playa, tripas de pescado y aceite- que se eche en el agua para atraerlas. “Y como no hay caballas, tampoco hay corvinas”, que se pescan con caballas. La pescadilla... mejor dicho, la caballa que se muerde la cola.

Llega uno de los pescadores más respetados: José 'El Maguaca'. No quiere hablar, pero no trae caballas en su barca. Observa su llegada asomado a la baranda Pepe Ríos, que confirma las sensaciones. “Este es un año de los que no se conocen. Urtas y corvinas tampoco hay. No me lo explico. Ni lo he intentado. Porque si los mejores de aquí no han cogido caballas, no las voy a coger yo...”, destaca con humildad. Aparece un histórico como Jorge Muñoz Barberi. Ha estado desde los diez años pescando caballas. 80 años ya en el carné de identidad. Su explicación es bien sencilla. “El agua está muy fría, a menos de 18 grados. Y debe estar de 25 para arriba para que vengan las caballas”, argumenta. Y recuerda que “en verano yo cogía 12 o 14 cajas al día”. Otros tiempos.

No hay caballas caleteras este año. “Las caballas que ahora se venden en Cádiz son del muelle o de la lonja. Vienen de Barbate, Huelva o del norte”. Sin despreciar la calidad de este pescado que viene de otras aguas, Manolo Reyes recuerda que la caballa caletera “se pesca artesanalmente, con dos anzuelos. La caballa es degollada y no sufre como la que se coge con red. Se desangra en el agua y queda blanca por dentro, sin sangre al asarla. Más rica y sabrosa que ninguna”.

Cádiz sigue asando caballas, pero no son caleteras en su mayoría. El cambio climático, la temperatura del agua, las numerosas capturas con redes... Muchas teorías para explicar algo tan atípico como que no haya caballas en La Caleta. Los pescadores esperan que la escasez sea un hecho puntual de un solo verano. Una ciudad que ha perdido tantas cosas no soportaría decir adiós al santo y seña de la coqueta playa y de la gastronomía veraniega.

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