Sevilla, Barcelona, Palma. Son grandes capitales donde el turismo ha creado entre colectivos ciudadanos un profundo malestar. La presencia masiva de visitantes colapsa sus centros históricos y sus calles más comerciales. A la vez, en los últimos años la proliferación de hoteles y viviendas turísticas han ocupado antiguos edificios residenciales.

Es cierto que pasear por estas ciudades en la época alta del turismo en cada una de ellas, se hace complicado. Incluso molesto pues la avalancha supera la misma capacidad de las calles.

El desarrollo turístico de Cádiz, especialmente notable en la última década, ha visto crecer en varios puntos el número de visitantes que recibe la ciudad. Una ciudad que en un quinquenio casi ha solventado el déficit de alojamiento que tenía (más hoteles, aunque siguen faltando los de 5 estrellas, y la masiva llegada de VFT).

Esta transformación de la capital como un nuevo referente turístico aún en desarrollo, no ha traído por el momento estas avalanchas tan criticadas. Sólo los días con mayor presencia de cruceros en el muelle, vías como Pópulo o Compañía rozan el lleno de su capacidad peatonal. Pero poco más.

Los últimos estudios nacionales sobre la incidencia del turismo en nuestras ciudades (consumo energético, ingresos en el comercio y la hostelería, alojamientos e influencia en los precios de las viviendas, comunicaciones...), manejan ya dos cifras que sirven también para valorar si hay saturación o no de visitantes: la relación del número de turistas con el número de habitantes de la localidad que se visita, y la relación de turistas con la extensión de la misma ciudad.

Jugando con los dos parámetros, Cádiz se encuentra en un lugar templado de la tabla de capitales de la región en el caso de la población, mientras que lidera a las mismas en el caso de la superficie, según un estudio realizado por Diario de Cádiz. En el caso de visitantes frente a los habitantes, el dato utilizado es el de los usuarios de los hoteles. Quedan fuera los clientes de los pisos y apartamentos turísticos, quienes ya poseen una segunda vivienda vacaciones en la capital y los cruceristas que bajan a la ciudad durante las horas de estancia de sus barcos en nuestros muelles.

En cuanto al número de turistas por habitantes, Cádiz se sitúa en un puesto intermedio, en un lista donde las grandes capitales turísticas, Sevilla, Málaga, Granada y Córdoba, lideran con fuerza.

Nuestra ciudad alcanza una media de 2,09 turistas por habitantes (datos de 2022), una tercera parte de Granada, que sufre más presión de los visitantes respecto a su población, pero bastante más que Huelva, con más turistas que vecinos. A pesar de la fortaleza de Málaga y Córdoba, lo cierto es que apenas tienen medio puntos más que Cádiz en este análisis.

La situación cambia de forma radical si se analiza el impacto de los turistas según la superficie del término municipal.

Aquí Cádiz juega, o no, con ventaja pues sus poco más de 12 kilómetros cuadrados de extensión le sitúa entre las 30 localidades más pequeñas entre las 8.000 poblaciones de todo el país.

De esta forma, teniendo en cuenta que los hoteles de la ciudad recibieron a más de 230.000 clientes el año pasado, la densidad por kilómetro cuadrado se disparó hasta los 19.283 turistas.

Esta sí es una cifra de colapso, lógicamente si el dato fuera diario, y no anual, pero indica que con el tamaño mínimo de Cádiz una cifra asumible de turistas en cualquier otra ciudad aquí se dispara en cuanto a presión urbana.

Un ejemplo son ciudades como Córdoba, uno de los referentes del turismo andaluz, con apenas 669 visitantes por kilómetro cuadrado, por cuanto su término municipal es uno de los mayores del país: 1.245 km2. Almería, Huelva y, sobre todo, Jaén, alcanzan cifras irrisorias en este parámetro en comparación con Cádiz.

Por el contrario, se acerca Sevilla. Sus más de dos millones y medio de usuarios hoteleros se dividen en un término urbano no excesivamente grande, 141 kilómetros. Son 18.797 turistas/km2. Aunque es una ciudad más grande que Cádiz, la presión se concentra en su centro histórico dejándolo al borde del colapso. También es notable la incidencia en Granada, pues es la segunda capital andaluza con menos superficie: 88 km. En todo caso, una cifra que ya quisiera Cádiz.