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Cádiz

Cádiz puede bajar de los 100 mil vecinos en poco más de una década

  • El descenso en el número de habitantes se mantiene desde 1993

  • Si persiste el descenso se pueden perder ingresos del Estado a la vez que se quedarían fuera dos concejales

De paseo por el centro de Cádiz.

De paseo por el centro de Cádiz. / Julio González

A principios del siglo XX Cádiz estaba entre las diez ciudades españolas con más habitantes. Algo hoy nos puede sorprendenter, cuando ya hay 32 capitales que tienen más vecinos, sin contar con otras poblaciones intermedias que superan también a la ciudad, como pasa con Jerez y Algeciras solo en nuestra provincia.

Desde 1993 el padrón municipal no ha parado de bajar. Van para tres décadas y no hay perspectiva de un cambio de tendencia. Todo lo contrario, la cifra aportada por el INE la semana pasada fijaba la población de la capital en 114.244 vecinos a 1 de enero de 2021, lo que supone 1.195 menos que un año antes.

Es el dato más alto desde 2016, tras varios ejercicios con una pérdida que estaba por debajo del millar. Y es el dato que se da en pleno año de la pandemia, cuando se suponía que la movilidad iba a ser menor que los años anteriores, sin contar el efecto nocivo de los fallecimientos por el Covid.

Lo cierto, también, es que este descenso se ha repetido en todas las capitales españolas salvo en Murcia, que ha aumentado en 996 vecinos. Y que la tasa relativa de descenso, -1,04%, está por debajo de otras catorce poblaciones cuando en los últimos ejercicio Cádiz siempre había liderado este dato negativo.

Con todo, la ciudad tiene hoy una cifra similar a los habitantes que tenía en 1957, en plena expansión urbana por extramuros y cuando ya se hablaba de llegar a los 170.000 habitantes como tope de la ciudad en la década de los años 70, lo que nunca se logró.

Desde que se inició el descenso del padrón, y sin contar el paso de 1994 a 1995 donde se elaboró un censo nuevo extraordinario que rebajó la población en 9.000 personas de un solo golpe, Cádiz ha perdido 41.000 habitantes. El peor año fue 1998, con 2.466 vecinos menos, y en el 2000, con una pérdida de 2.388 habitantes.

Nada hace suponer que esta tendencia negativa vaya a modificarse. De esta forma y haciendo un análisis de la pérdida año tras año en lo que llevamos de siglo, no es descabellado pensar que mantenga un descenso anual de al menos un millar de habitantes por lo que en una década, o poco más, el censo de Cádiz podría estar ya por debajo de los 100.000 habitantes o a punto de perder esta cifra.

Este dato debería de suponer un calado anímico más que relevante, pues nos pondría, manteniendo esta suposición, incluso por debajo de otras localidades de la provincia como San Fernando (que en todo caso lleva más de una década estancada) o Chiclana, con un crecimiento más que sostenido incluso en el año de la pandemia.

Hoy hay catorce capitales de provincia que están por debajo de esta cifra, los 100.000 vecinos, aunque Cáceres y Lugo la rozan con 95.000 personas.

Llegar a este número de empadronados tendría consecuencia en la composición del Ayuntamiento de la ciudad, pues el número de concejales bajaría a 25 de los 27 actuales; a la vez podría tener una incidencia en los recursos económicos que Cádiz recibe cada año del Estado, aunque es cierto que desde la etapa de Teófila Martínez tiene unos ingresos especiales por su insularidad y territorio agotado.

Es esta última circunstancia la que le impide crecer en población desde hace décadas.

Buena parte de los vecinos que se han marchado en estos años tomaron esta decisión ante la imposibilidad de encontrar una vivienda adecuada a sus necesidades, sobre todo por su elevado coste.

En los últimos tres años la mayor parte de las viviendas de renta libre que se han construido en la ciudad, o que se han proyectado y sacado al mercado, han sido adquirido por familias gaditanas que ya residen en la capital. Buscan así una mejora de la calidad residencial. No son en su mayoría grupos que viven en otras ciudades.

Con todo, no hay suelo libre para construir tantas viviendas como se demanda tanto de residentes en la ciudad como de familias que quieren vivir en la capital. A todo ello se le une la necesidad de seguir renovando el casco antiguo para lo que hay que buscar pisos para el realojo.

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