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Cádiz, ante la segunda ola de calor del verano: "En la primera nos llegamos a quedar sin botellas de agua"

Los gaditanos eligen la playa para refrescarse en días de mucho calor en la ciudad.

Los gaditanos eligen la playa para refrescarse en días de mucho calor en la ciudad. / Julio González

La provincia de Cádiz afronta la segunda ola de calor en menos de un mes. Varias zonas de la provincia se encuentran en alerta naranja debido a las altas temperaturas. En la Sierra de Grazalema y la campiña gaditana se alcanzarán los 42 grados, mientras que en la Bahía de Cádiz estas serán más suaves, con máximas de 35 grados en el Puerto y 30 en la capital.

Este calor, al que no están muy acostumbrados los gaditanos, hace que muchos de ellos tengan que modificar sus hábitos para que les afecte lo menos posible en su día a día. Varios pequeños comercios, como es el caso de calzados Bernal, modifican su horario durante los meses de julio y agosto debido a que con las altas temperaturas son muchos los clientes que aprovechan las horas de más calor para ir a la playa.

Los turistas juegan un papel vital en la economía de la provincia gaditana, y es que el año pasado en la provincia se hospedaron un total de 1.064.031 viajeros entre los meses de julio y septiembre, frente a los 1.042.281 registrados en 2019.

Una de ellas es Sara, que junto a su familia vienen huyendo del calor de Albacete. "Allí estamos a 43 grados y nos hemos venido a Cádiz de turismo", dicen. Para contrarrestar las altas temperaturas recurren a refrescarse en las playas de la ciudad y consumir granizados o helados.

El comercio y las farmacias lo notan

Otro gran socio para la ola de calor son aquellas frutas que ayudan a paliar la sensación de deshidratación. María, de una frutería del barrio de la Viña, asegura que "la sandía, el melón y las frutas de hueso son los productos que más se suelen vender en estas fechas". En cuanto a la afluencia de clientes dice que es a partir de las 15:00 horas cuando suele haber un bajón que se recupera ya a las 19:30 horas, que es cuando vuelven a abrir. 

Patricia, farmacéutica de la calle Cervantes, comenta que "la población está muy concienciada y sabe que la protección solar que se debe de utilizar en estas fechas es la protección 50". Además, asevera que en el caso de que tengas un golpe de calor lo más recomendable son los sueros de hidratación con probióticos.  

De camino a la playa de la Caleta negocios como Elegant Fashion pueden ser un buen aliado para aquellos que buscan ropa que ayude a pasar menos calor. Yasmín, propietaria de la tienda señala que “lo que más se está vendiendo son los vestidos de tirantes y cortos, sobre todo las mujeres mayores, que buscan algo fresquito”. En cuanto al horario, está abierta durante todo el día, aunque las franjas horarias donde recibe más gente suele ser “al mediodía, que es cuando la gente acude a la playa”. 

En plena calle Portería de Capuchinos se encuentra el bazar de Mohamed. El establecimiento  tiene un constante trasiego de clientes que andan buscando productos de todo tipo, pero en estas fechas la venta de productos para la playa crece de forma exponencial. Mohamed cuenta que suele vender más durante los fines de semana, que es cuando la gente tiene más libertad para acudir a la playa.

En sus estanterías se pueden ver grandes lotes de chanclas y cremas solares dispuestas a la venta. El propietario asegura que "este año la gente está comprando mucho las esterillas con dibujos de mandalas que son fáciles de transportar, además de ser más baratas que una silla de playa”. Con la subida de precios generalizada, tanto las grandes empresas como Carrefour y los pequeños comercios suelen mantener fijo el mismo importe de las sillas, 28 euros, ya que los costes de la vida en general han subido. De igual forma, recuerda que la mejor campaña veraniega fue en los años de 2015 y 2018 cuando “llegaba a quedarme sin existencias, de la cantidad de ventas que se producían”, asegura.

En la misma playa de la Caleta, el Kiosko del Pirata atiende a muchos que se encuentran en la playa disfrutando del agua y huyendo del calor de la ciudad. Su propietaria Paqui declara que durante la primera ola de calor del año, ocurrida hace unas semanas, llegó a quedarse sin botellas de agua ante el anuncio de los medios de comunicación. Si de costumbre hace un gran gasto de hielo para refrigerar sus productos, ahora tiene que duplicar la cantidad “ya que el volumen es mayor. Si antes vendíamos 50 botellas en un día, ahora podemos vender 150 unidades”. Entre las alternativas a las que más recurren los clientes son las granizadas, incluso por delante de los refrescos.

El impacto del calor en la hostelería

Los bares y restaurantes tampoco se quedan atrás y sufren los efectos de las altas temperaturas. Como es el caso de la Taberna del Tío de la Tiza, en la emblemática Plaza Pinto donde Isi, empleado, comenta que lo que más suele pedir la gente del menú es el gazpacho. “Se suelen hacer en torno a unos 10 kilos de tomates, que son para dos rondas y muchas veces por la mañana se gasta, por lo que hay que volver a hacerlo para que haya disponibilidad por la noche”. Por las noches comenta que el mejor sitio donde prefieren ponerse los clientes es en el callejón, "pues corre mucho el viento, con lo cual el cliente siempre va buscando la comodidad de evitar el calor que puede producir por ejemplo una sombrilla, que aunque refugie de los rayos del sol, la temperatura sigue manteniéndose igual”.

En la calle Libertad, se encuentra el mítico establecimiento La Taberna de la Bombilla, donde su propietario Ángel cuenta que “la temperatura no afecta tanto a  la clientela. Eso sí, la afluencia está siendo mayor, aunque buscan la forma de estar en la sombra o donde corra el aire”. En el establecimiento han conseguido alternativas para evitar que los consumidores estén expuestos al sol de manera directa. Por este motivo “habilitamos el salón de dentro para que la gente pueda tener otra opción más”. El horario vespertino es desde las 19.00 hasta el cierre a las 12.30 y la gente suele consumir refrigerios para mantenerse alejados de la sensación del calor.

Otra de las alternativas gastronómicas para evitar sufrir los efectos de un golpe de calor son los helados. Para ello, el personal de la heladería Dolce Vita asegura que la venta de helados se ha visto incrementada en estos últimos días. En cuanto a los productos que más consume la gente se encuentran “los helados y batidos, incluso más que las granizadas”. Este establecimiento tiene una mayor clientela en las horas posteriores a la comida, pues “los clientes suelen acudir al establecimiento en busca de un postre refrescante”.

Las academias y el calor

Los centros de estudios también notan el cambio de hábito de los estudiantes, las clases pasan de tarde a la mañana. Carlos es el regente de una pequeña academia de idiomas situada en el centro histórico de Cádiz. Llevan once años abiertos, los primeros tres probaron para abrir por la tarde y llegaba un número reducido de personas, por lo que no compensaba tener un horario vespertino. Normalmente, suele acudir una veintena de estudiantes en el periodo vacacional. Además, cuentan con un programa de estudiantes extranjeros. “Buscamos soluciones como actividades acuáticas para paliar las fuertes temperaturas que se agudizan cada vez que vamos entrando en el meridiano de la estación".

María, estudiante de periodismo que concluía sus clases de inglés en ese mismo momento, aclara: "las altas temperaturas que estamos viviendo de forma más intensa estos días se agrava si tienes clases como nosotros". Incluso llega a cambiar el horario de quedar con sus amigos por la tarde, pues lo que le apetece al medio día es refrescarse en la playa. Añade que “ahora con esta llegada de la ola de calor es mejor quedar más tarde, sobre las 21.00 o así que es cuando el sol y las temperaturas dejan de ser tan intensos”. 

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