Durante más de una década estuvo preparando el acontecimiento más grande que ha vivido Andalucía, y sobre todo Sevilla, en los últimos tiempos: la Exposición Universal de 1992. Con su visión como comisario general que fue de la Expo, Manuel Olivencia aporta su experiencia para el evento que prepara Cádiz con motivo del Bicentenario de la Constitución de 1812.

-¿Qué supuso para Sevilla la celebración de la Exposición Universal?

-Procuramos que no fuera un evento para la ciudad, sino que se hiciese en beneficio de toda Andalucía y que fuera un éxito para España. Lo planteamos como una cuestión de Estado y creo que eso dio muchas buenas inversiones para Sevilla y para todo el territorio andaluz, sobre todo en materia de infraestructuras. Queríamos aprovechar la Expo para atraer inversiones que estaban pendientes. Creo que había una deuda con Andalucía en este sentido, en infraestructuras.

-¿Puede compararse aquello con lo que vivirá Cádiz en el año 2012?

-Siempre las celebraciones atraen. Atraen la atención, atraen trabajo y atraen capital. Pero no son acontecimientos comparables, con una exposición universal en la que participaron tantos estados y organizaciones internacionales. En Sevilla batimos un récord de participación. Lo de Cádiz es distinto. Pero es una efeméride histórica importantísima para España y para toda Iberoamérica. Y digo Iberoamérica y no Latinoamérica, que para mí siempre ha sido un caballo de batalla. 2012 es una fecha histórica, una verdadera fiesta del constitucionalismo, de la libertad y de la democracia. Y hay que saber aprovecharla.

-¿Algún consejo para ello?

-Estoy seguro de que no necesitan mis consejos en Cádiz porque la celebración está en buenas manos. Se va a celebrar una fiesta que va a recordar unos valores que nos unen mucho, como son la libertad y el constitucionalismo.

Lo que sí quisiera -y lo intenté con la Expo- es que sea una celebración de Estado y no de partidos políticos. Que todos sean partícipes y que ninguno se quiera apuntar un tanto. Eso es lo que me pasó a mí en Sevilla, que entré cuando era un tema de Estado y salí cuando se convirtió en un tema de partidos. Esto no debe pasar.

-Muchas son las voces que dicen que el desarrollo de Sevilla se quedó en el año 92...

-Efectivamente. Sevilla no aprovechó la ocasión y perdió otras ocasiones posteriores. Se dejaron de hacer inversiones porque se pensaba que ya se había hecho bastante.

-¿Y cómo puede Cádiz no caer en ese error?

-Por mi experiencia, que no consejo, un gran acontecimiento no se consume en la celebración, sino que debe proyectarse en el futuro. A mí me gustaría que quedara una labor científica permanente de estudios, citas periódicas,... que mueva el constitucionalismo y que quedara como huella permanente en la ciudad que es cuna del constitucionalismo universal. Que no se clausure la conmemoración, sino que se deje una puerta abierta para actividades futuras. Que se hagan cosas de relevancia internacional.