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El Ayuntamiento de Cádiz contempla recuperar los antiguos pozos acuíferos por la sequía

También plantea acudir a plataformas flotantes de desalinización o a barcos y camiones cisternas para abastecer a la ciudad

El comité de seguimiento que aprobaba el Pleno de noviembre ya está en marcha

La fuente de la plaza de Sevilla sigue funcionando con normalidad.
La fuente de la plaza de Sevilla, en Cádiz capital. / Julio González

Cádiz se pone las pilas a cuenta de la sequía. La ciudad empieza a tomar medidas o a contemplar acciones y escenarios ante una situación que va agravándose por la falta de lluvias y que prevé que se alargue en el tiempo. De hecho, los datos y estudios ya hablan de que la sequía de este 2023 será de mucho mayor calado que la última; como afirma, de hecho, el Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana al señalar que esta sequía es “la más intensa y duradera desde que se tienen registros históricos, acumulando más de cinco años con déficit de precipitaciones y una distribución de intensidad anormalmente irregular y desfavorable para los sistemas de captación superficial”.

Partiendo de esta base, y de la necesidad, según este consorcio, de “aplicar la restricción de inmediato, sin paliativos, no solo desde la concienciación sino también desde la supresión de usos ornamentales, recreativos, limpieza, usos lúdicos y cualquier otro que no sea domiciliario-industrial, aunque ello suponga molestias e incomodidades”, el Ayuntamiento ya ha puesto en marcha la maquinaria que vigilará de cerca la evolución de la sequía con las consiguientes medidas que se puedan aplicar en los próximos meses.

Una de esas medidas sería la recuperación de los pozos hídricos que existen en la ciudad y que acumulan décadas en desuso. Así lo establece en algunos apartados el Plan de Gestión de Riesgo por Sequía que está actualmente en vigor y que fue aprobado por el pleno municipal celebrado en noviembre.

En concreto, dicho plan establece como medidas sobre las infraestructuras de la ciudad la realización de “un estudio de viabilidad y nueva puesta en servicio de pozos históricamente funcionales de la ciudad”. Y, de hecho, llega a señalar cinco: “Varela, Santa Rosalía, Plaza de España, San Antonio y Viña (Pozo de Mareas)”.

Este estudio de viabilidad sobre la recuperación de estos pozos se torna en una medida concretar a implementar en el capítulo de infraestructuras ante el nivel actual de alerta por sequía, que es el de “alerta y emergencia”. En este escenario, ya no se plantearía el estudio de viabilidad sino directamente la “rehabilitación de antiguos pozos y acuíferos” como una acción a ejecutar, mediante el “retraladrado de pozos definitivos”, “nuevas ejecuciones” acuíferas, “reapertura de pozos clausurados por salinización” y “puesta en valor de otros recursos como aljibes o cámaras de aguas”.

Así lo establece el plan municipal en el mismo bloque (el de infraestructuras) donde se articulan otras medidas que ya han comenzado a aplicarse, como la bajada de presión, “que deben aplicarse de forma progresiva” y que contempla también cortes en el suministro que por ahora el Ayuntamiento no ha decidido; el control de fugas y averías, que en el término municipal tiene un porcentaje casi inmejorable pero cuya revisión se ha incrementado en estos tiempos; o las limitaciones relacionadas con el uso del agua para riegos, baldeos o lavado de coches (permitiendo solo que los vehículos se limpien en establecimientos autorizados, cortando el suministro en aquellos túneles de lavado que no dispongan “de circuito reciclado de agua”).

Otras medidas llamativas contra la sequía

Junto a esta recuperación de los pozos también se plantean otras medidas llamativas, como la de “intensificar y detallar estudios de viabilidad de suministro a través de plataformas flotantes de desalinización” (que ya tienen “probada experiencia” en Chipre o Chile) o la posibilidad de traer agua en buques y camiones cisternas que presten el suministro necesario a la ciudad; agua que vendría “desde puntos externos a la cuenca del Guadalete” y que serían tratadas en la estación de agua potable de San Fernando “para su posterior distribución a la población”.

En total son 23 las medidas que el Plan de Riesgo por Sequía de Cádiz contempla para esta fase actual de “alerta y emergencia” en la que se encuentra toda Andalucía. Actuaciones (enmarcadas bajo los bloques de infraestructuras, institucional, legal o administrativo, y sobre la demanda) que ya están siendo revisadas por un Comité de Seguimiento de la sequía que acordó el Pleno a finales de noviembre y que ya ha mantenido una primera reunión de constitución a la que le seguirá un segundo encuentro previsto en estos días.

Informan desde el Ayuntamiento que este comité está formado por personal de la empresa municipal de aguas, Aguas de Cádiz, y del área de Medio Ambiente (que engloba delegaciones directamente relacionadas con la escasez de agua como Parques y Jardines o limpieza viaria). Este órgano será el encargado de conocer la evolución de la sequía (en base a informes superiores que aporta el Consorcio de Aguas o la administración autonómica) y, en base a ese escenario, ir proponiendo y adoptando las medidas que sean necesarias.

Además, anuncia el Ayuntamiento la creación de otros dos órganos de consultas que estarán funcionando para abordar las cuestiones relativas a este problema de la sequía. De un lado, se creará un órgano ciudadano del que formarán parte las asociaciones vecinales, los comerciantes, los empresarios y demás sectores de la sociedad que puedan verse directamente afectados por futuribles medidas reductoras o limitadoras del uso del agua; y de otro lado, se convocará un órgano de consulta con las fuerzas y cuerpos de seguridad (Bomberos, Policía Local, Protección Civil) así como con los responsables de los equipamientos sanitarios de la ciudad.

Recuerdan desde el Ayuntamiento que el objetivo ya marcado por la Junta de Andalucía y por el Consorcio de Aguas es reducir un 20% el consumo de agua en la ciudad, tomando como referencia la media consumida en los últimos cinco años. Esto significa que Cádiz tiene entre octubre de 2023 y septiembre de 2024 un total de 7.370.909,85 metros cúbicos de agua para consumir en alta. Cifra que hay que comparar con la media que ha consumido en esos meses durante los últimos cinco años (que se eleva hasta los 9.068.345 metros cúbicos), o con lo consumido en ese mismo período del año anterior (es decir, de octubre de 2022 a septiembre de 2023), que arroja una cifra de 8.269.708 metros cúbicos.

Lograr ese 20% de reducción de aquí a octubre de 2024 será la misión del comité de seguimiento de la sequía, que dispone para ello de un plan que contempla 23 medidas específicas para evitar un uso excesivo o indebido ante el grave escenario actual al que se enfrenta la ciudad.

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