La noticia de la posible instalación de un parque eólico marino en aguas de la Bahía de Cádiz por parte de la empresa Green Stone Renewable II SL puede tener un alto impacto tanto medioambiental como paisajístico en su entorno. A una distancia de unos seis kilómetros de playa de La Caleta, frente al Castillo de Santa Catalina, y a unos cuatro de la playa de La Costilla, en Rota, es evidente que será una construcción que se podrá ver desde tierra, con el importante cambio que esto puede suponer en una zona que no está acostumbrada a este tipo de equipamientos, como sí lo están en otros países como el Reino Unido, Alemania o Dinamarca, entre otros. 

Un parque eólico marino es una gran instalación formada por un importante número de aerogeneradores, al igual que lo que se encuentran en tierra, pero con la gran diferencia de que se encuentran en alta mar. Su ubicación propicia que pueda aprovecharse mucho mejor el viento al no encontrarse con obstáculos a su alrededor, lo que permite que la fuerza del viento sea mucho mayor y de forma más regular. 

Esta es la principal ventaja con la que cuenta la energía eólica marina, por lo que está creciendo la instalación de estos parques, como el que se pretende montar en Cádiz, en todo el mundo. Asimismo, las bondades del transporte marítimo en cuanto al desplazamiento de las cargas han permitido que se puedan construir instalaciones mucho más altas que las existentes en tierra, pudiendo superar los aerogeneradores los 300 metros de altura. 

La recomendación para estos parques eólicos marinos es que se instalen en alta mar en aguas que no sean muy profundas, con un calado que puede alcanzar hasta los 60 metros. Asimismo, también es necesario que guarden una distancia importante respecto al litoral, las rutas marítimas, las instalaciones navales y los lugares protegidos por su riqueza medioambiental. 

Existen dos tipos de parques eólicos marinos en función del anclaje de los aerogeneradores. El primero de ellos es de cimentación fija, tal y como va a ser el que se está proyectando en la Bahía de Cádiz. Asi, esta puede ser a través de monopilotes (como el proyecto gaditano), de apoyo por gravedad sobre una plataforma de hormigón o acero, o con el uso de jackets anclados al fondo del mar. El segundo de los tipos de parque está formado por una plataforma flotante, lo que permite su construcción en aguas de gran profundidad. 

Uno de los principales beneficios de los parques eólicos marinos es que sus aerogeneradores pueden tener una potencia unitaria que supera los 10 MW, frente a los 5 MW de los terrestres debido a las dificultades que presenta su transporte. 

Para la generación de la electricidad, es necesario el traslado de la energía a través de un cable submarino desde el aerogenerador a una subestación eléctrica, siendo la encargada de convertir la electricidad en corriente de alto voltaje y volcándola en la red de distribución. 

Actualmente, el Reino Unido es el país europeo con una mayor capacidad de generar energía eólica marina con un 44%, seguido por Alemania con un 34%, Dinamarca con un 7%, Bélgica con un 6,4% y Holanda con un 6%.

El parque eólico más grande del mundo es el de Walney Extension con 659 MW de potencia instalada. Se encuentra en la costa de Cumbria, al noroeste de Inglaterra. Le siguen los de London Array (Reino Unido) con 630 MW de potencia, Gemini Wind Farm (Países Bajos) con 600 MW de potencia, Gode Wind 1 y 2 (Alemania) con 582 MW de potencia y Gwynt y Môr (Reino Unido) con 576 MW de potencia.

Por su parte, el que pretende instalar la empresa Green Stone Renewable II SL en Cádiz contaría con una potencia de 163,8 MW.