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Vivienda

Alivio en la calle Sopranis de Cádiz

  • Los vecinos de Santa María acogen con satisfacción el desalojo de la finca ocupada, aunque lamentan que se hayan trasladado a otro edificio del barrio

  • Así fue el desalojo del miércoles

Imagen tomada ayer del portal número 19 de la calle Sopranis

Imagen tomada ayer del portal número 19 de la calle Sopranis / Julio González

El aspecto que ayer por la mañana ofrecía el portal número 19 de la calle Sopranis, visto desde la calle, era desolador: mucha suciedad y enseres abandonados mientras una cuadrilla de trabajadores se esforzaba en adecentar en lo posible el patio y las viviendas que han estado ocupadas durante los dos últimos años y que fueron desalojadas el pasado miércoles. Un vigilante de seguridad completaba la escena en el día después de un desalojo que ha llevado el alivio a los vecinos de la calle, algunos de los cuales se confesaban “hartos” de los altercados provocados en los dos últimos años por los ocupantes de la finca.

“No sé ni desde cuándo estaban aquí. ¿Dos años?”, comenta un vecino de la calle que ha sido testigo directo de las trifulcas generadas en ese edificio a causa de las peleas entre los propios okupas. “Cada dos por tres estaba aquí la Policía Local o la Nacional, alertada por algún altercado”, explican. Una situación que se podía producir a cualquier hora del día o de la noche.

La impresión es que los ocupantes de la finca han ido cambiando a lo largo de estos dos años, en los que ha sido habitual la presencia de muebles y enseres abandonados en plena calle, además de suciedad. En la finca han estado durante este tiempo personas de diferentes nacionalidades, incluida la española, y es posible que alguna familia completa, pues algunos de los vecinos señalan que en este tiempo se han llegado a ver varios niños en la finca.

Algunos, no todos, afirman que entre este grupo de personas había quienes trapicheaban con droga, una actividad a la que muchos achacan los conflictos, las peleas e, incluso, los gritos amenazantes que en ocasiones rompían el silencio de una calle tradicionalmente tranquila y bastante comercial en su tramo más cercano a la plaza de San Juan de Dios.

En todo caso, también hay vecinos y entidades de esta zona del barrio de Santa María que afirman que durante este tiempo no han tenido ningún problema con los okupas y ni siquiera han sido testigos de las peleas que otras personas sí confirman.

Pero, en general, la sensación en la zona el día después del desalojo era de “alivio y tranquilidad”, sobre todo porque consideran que la situación que se vivía en la calle podría llegar a ser “muy peligrosa” para el vecindario: “Hasta tenían perros que salían sin ningún control a la calle para hacer sus necesidades, que nadie recogía”.

La propiedad de la finca, tras forzar el desalojo, ha decidido contratar a vigilantes de seguridad las 24 horas para evitar un nuevo sobresalto en forma de ocupación.

Sin embargo, el alivio que el desalojo ha llevado a la vida diaria de los vecinos es posible que no alcance a todo el barrio porque algunas de las personas que estaban en Sopranis, 19 se han trasladado a otra finca abandonada en el barrio, esta vez en su tramo más cercano al Campo del Sur y en una calle de escaso tránsito.

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