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50 aniversario del Puente Carranza

Río San Pedro: Una barriada entre dos puentes

  • Hija de la expansión de Cádiz que perseguía el Puente Carranza y a los pies del segundo, el de la Constitución de 1812, todavía clama por la solución de graves problemas ambientales

El abogado y ex concejal Ricardo Jiménez, bajo una de las vías que conecta la barriada con el puente de la Constitución y con el acceso al Carranza.

El abogado y ex concejal Ricardo Jiménez, bajo una de las vías que conecta la barriada con el puente de la Constitución y con el acceso al Carranza. / Julio González

No está el ambiente como para sugerir anexiones de territorios que no corresponden, pero es bien sabido que estando en Puerto Real de pleno derecho, la barriada del Río San Pedro es también Cádiz, una especie de satélite desprendido del viejo planeta trimilenario, fruto precisamente de ese corredor sobre la Bahía que se abrió hace mañana precisamente medio siglo.

Porque uno de los principales fines del Puente Carranza –además de facilitar la salida de mercancías que llegaban al entonces próspero puerto de Cádiz y de dinamizar una incipiente industria– fue descongestionar una casi isla constreñida urbanísticamente y sin posibilidades de expansión. No en vano, su germen tomó forma oficial de “área de actuación urgente” ya desde 1964, aunque no sería hasta 1982 cuando se haría realidad.

Desconocemos exactamente el porcentaje de los aproximadamente entre 6.000 y 9.000 vecinos del Río San Pedro que trabaja y hace vida de lunes a viernes en Cádiz, pero sí que es cierto que para la inmensa mayoría de ellos el Carranza y el Constitución de 1812 suponen una especie de circunvalación metropolitana (una C-1, podríamos decir) por la que transitan todos los días. Pese a ello, en la barriada de entre los dos puentes todavía claman por soluciones a problemas, algunos de ellos alarmantes y de fatales consecuencias.

Ricardo Jiménez, gaditano de nacimiento y residente en Río San Pedro desde 2003, vecino de Puerto Real, pero con doble trabajo en Cádiz sabe mucho de esto último. De hecho, durante una legislatura (2011-2014) fue concejal de la Corporación puertorrealeña por una formación política netamente ríopredrense, Ciudadanos por el Río, que surgió de una plataforma vecinal. “Fue una experiencia positiva, bonita, pero frustrante a la vez por el gobierno de mayoría absoluta del Partido Andalucista”, recuerda.

“Se ganaron pequeñas batallas –un parque infantil, el mantenimiento de la limpieza, la lucha contra la procesionaria– , pero seguimos teniendo pendientes las dos grandes batallas de salud medioambiental que castigan al Río San Pedro: los cables de alta tensión que atraviesan la barriada a lo largo de su vía principal a apenas 25 metros de las viviendas y la preocupante contaminación de micropartículas en suspensión que padecen por culpa de la descarga de graneles derivados del carbón, abonos y otros áridos a descubierto en los muelles del Bajo de la Cabezuela.

“El origen de la barriada fue reubicar a personas que no encontraban vivienda en Cádiz y luego muchas parejas jóvenes, como nosotros mismos, decidimos trasladarnos allí porque en Cádiz era muy difícil acceder a una primera vivienda –explica Ricardo–. De hecho nos desplazamos allí seguros de que el segundo puente se construiría. A día de hoy tardamos cinco minutos en estar en el centro, vivimos allí muy tranquilos y valoramos mucho no tener problemas de aparcamiento”.

Respecto al tendido eléctrico de alta tensión recuerda que “en su momento se elevó una queja al Defensor del Pueblo Andaluz –el mismo la presentó–y que hay una plataforma vecinal que ha tenido contactos con la Junta, a la que le han arrancado un compromiso de iniciar trámites para que se retire el tendido”. Pero no es fácil. “El Defensor nos dijo que a día de hoy aquello no podía darse, pero que es voluntad de las administraciones y de la compañía eléctrica la decisión final. No sé en qué punto están ahora. Aquello se pudo haber solucionado por compensación tras la construcción del segundo puente. Pero el Ayuntamiento de Puerto Real decidió centrarse en que el tramo móvil facilitase la entrada de grandes buques al astillero”.

Sin pantallas frente a las micropartículas

Sobre el grave caso de la contaminación por partículas asegura Ricardo que hubo un compromiso –o proyecto– de apantallamiento, pero nunca se llevó a cabo. La Autoridad Portuaria también ha barajado en varios momentos que las descargas se hagan a cubierto. Pero el problema persiste, El caso también llegó al Defensor del Pueblo Andaluz y a su homólogo nacional, sin resultados.

La carencia de transporte se solucionó hace tiempo –aunque también necesita mejoras– , pero aún hay una “sensación de dejadez por parte de las administraciones”, dice Ricardo. Y pone , por ejemplo, el Paseo Marítimo, “una auténtica joya abandonada por falta de limpieza, civismo e inversión”.

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