El visir Iznogud. Por Fernando Santiago
EL VISIR IZNOGUD
Los que ya tenemos una edad recordamos el personaje del TBO que quería ser califa en lugar del califa. En realidad la ambición y la traición son el motor de los cambios en política, porque el inicio es la conciencia (cada vez más rara) , la vanidad y el deseo de vivir sin dar un palo al agua. Ahora bien, si algo va a cambiar es a través de la traición, como demuestra “House of Cards” tanto la versión americana como la inglesa (mucho mejor, por cierto). El ambicioso sin escrúpulos termina por ocupar la silla que desea. Por mucho rollo que se marquen ahora es lo que intentó Guerra con Felipe, aunque den una versión edulcorada de la historia. Lo hizo Hernández Mancha o Herrero de Mignon con Fraga. Por bajar el balón al pasto, lo hizo Manuel María de Bernardo con Antonio Moreno hasta que consiguió ser alcalde en lugar del alcalde, Iznogud en estado puro. Lo intentó Alfonso Carlos García González Betes con Carlos Díaz, y terminó en una oficina del Parque Genovés, y eso que Carlos era un pusilánime. Lo intentaron con Barroso los del Partido del Trabajo en la primera corporación y no lo consiguieron a pesar de ganar una moción de censura, lo intentó Pacheco con Rojas Marcos, lo consiguió Paco Cabaña con Rafael Román. Modestamente lo intentó por todos los medios Jesús Gargallo conmigo , hasta que perdió la votación definitiva en Valcárcel, luego en la prórroga obtuvo que nos expulsara la dirección de Izquierda Unida y así consiguió la ilusión de su vida, salir en los carteles que, según confesó, su madre pensaba que él era más guapo que yo. David Navarro también quería ser el visir Iznogud, pensaba que él era mucho más capaz primero que Martín Vila, perdió las primarias y se apuntó a Podemos, luego creía que él era mejor que Kichi a base de acumular competencias e ir a todas partes. Era la época en la que me llamaba todos los días a las 6 de la mañana para que borrase algún comentario inoportuno en mi blog , aunque el tiempo les dio la razón a los que escribían con seudónimo . David Navarro terminó en la cuneta de la pequeña y cutre historia local, había empezado de guardaespaldas de Teófila con una banderita de España en el reloj parapasar sin solución de continuidad a la extrema izquierda con aquel glorioso tiempo en Onda Cádiz , ahora recordado en las redes sociales por su boda, que todos los santos tienen novena. La política tiene eso, que es cambiante por naturaleza, algunos como Antonio Sanz sobreviven a todos los bombardeos y todos los terremotos para terminar como el Doctor Batablanc, que diría el Comandante Lara.
Fernando Santiago
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