El crimen del mes de mayo. Por Fernando Santiago
EL CRIMEN DEL MES DE MAYO
Somos una sociedad gregaria, vamos donde van los demás, hacemos lo que hacen los otros, sin preguntarnos si podemos hacer algo distinto. Digo más: los que no nos movemos en el rebaño somos vistos como gente rara. Católicos porque sus padres los bautizaron y es la tendencia mayoritaria, si hubieran nacido en Inglaterra serían anglicanos, si lo hubieran hecho en Marruecos serían musulmanes, si en la India hinduistas. Como han nacido en Cádiz se hacen del equipo del que son sus vecinos y sus amigos, si vivieran enLa Coruña serían del Dépor, si en Vigo del Celta, si en Pamplona del Osasuna, y la mayoría del Real Madrid por la única razón de que ganan. Se hacen de la Semana Santa por lo mismo que harían el ramadán, llegado el caso, van al Rocío como podrían ir a Montejurra si fueran navarros, van a las ferias porque es lo que se hace en Andalucía si vivieran en el País Vasco bailarían el aurresku, levantarían piedras o cortarían troncos. Sociedad borreguil, antes todo el mundo votaba a Felipe como ahora odian a Pedro Sánchez, los que odiaban a Felipe ahora lo glorifican como un hombre de Estado, estas tendencias se acentúan porque la gente ve en las redes o en el canal de televisión de su elección aquello que refuerza sus ideas, así se evitan pensar. Son capaces de seguir a un jugador de fútbol o un autor de carnaval sin pararse a pensar que tengan sentencias condenatorias por violación o maltrato, solo porque es la tendencia mayoritaria . En este mes todas las familias andan metidas en gastos a cuenta de las comuniones, esa ceremonia inexplicable en virtud de la cual hay que gastarse un dineral en ropa, en un fiestorro, en regalos y en un viaje a Eurodisney, aunque los niños no tienen ni la más remota idea de qué están haciendo, salvo que es muy divertido. Por supuesto los papás tampoco tienen ni idea, pero como lo hacen todas las familias, ellos no van a ser menos. Se supone que es una ceremonia por la cual los niños entran en la edad adulta y se incorporan a la comunicad de creyentes, ir a misa todas las semanas, aunque los padres no vayan nunca ni los propios niños sepan qué es eso, quizás no vuelvan a pisar una iglesia hasta que salgan en una cofradía, se case un amigo o sea el funeral de un familiar. Las comuniones son el mamarracho más grande que nadie se puede imaginar, carecen por completo de significado religioso, pero a ver quién es el guapo que se sale del rebaño, los pocos que no la hacen no tiene ningún trauma, quizás porque sus padres son capaces de pensar por sí mismos sin necesidad de que el espíritu gregario les lleve a romerías, ferias, bodas, bautizos, comuniones y el resto de ceremonias sociales . A la gente no gusta que, uno tenga su propia fe.
Fernando Santiago
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