500 palabras. Por Fernando Santiago
500 PALABRAS
En el otoño de 1999 me llamó el por entonces director de este periódico, José Joaquín León, para que escribiera una columna semanal . Conocía a los padres y las hermanas de JJ , aunque con él había tenido muy poca relación porque había desarrollado su carrera profesional en el ABC de Sevilla. Desde aquel lejano día no he faltado con la cita, que con el tiempo se amplió hasta tres veces a la semana. 500 palabras, sobre poco más o menos. No se vayan a creer ustedes que es cosa fácil hablar de temas locales tres veces en s emana sin repetirse más de la cuenta. Quienes comparten colaboración en este Diario suelen hablar de política nacional e incluso internacional, yo me he sometido a la disciplina de lo local, motivo por el que a menudo he hablado de las tradiciones de la ciudad que por ser tan insistentes se convierten en asunto habitual. Utilizo a manudo lo de Las Tres Cés, expresión debida a Pepe Pettenghi. Le añado lo del “Cádiz profundo” para expresar la manera en la que en la ciudad de Cádiz si uno no es cadista, carnavalero y cofrade es como si tuviera alguna rémora. Se dice como un elogio que alguien sea de las tres cosas, yo cada vez que lo leo siempre pienso ¿esta persona no tiene una profesión?¿no le gusta leer o viajar, por decir algo? Parece que la vida de Cádiz gira en torno a estas tradiciones, que muchos piensan que son milenarias, como los fenicios, y que son inamovibles , cuando es más que seguro que con el paso del tiempo cambien o desaparezcan. Por ejemplo: la Velada de los Ángeles surgió, despareció, resurgió y volvió a desaparecer. Las fiestas del Corpus tuvieron una gran trascendencia y ahora solo es una procesión. Los toros fueron importantes en Cádiz durante una época, como las peleas de gallos, y ahora nadie los echa de menos. Los Juanillos van a desaparecer cualquier día, porque han devenido en un cutrerío excepcional. De la misma manera que el carnaval evoluciona o la Semana Santa gaditana cada vez se parece más a la de Sevilla. Diré más: si uno se fija en las costumbres de los países más desarrollados, tienen el fútbol y poco más, así que es posible que en unas generaciones no haya cofradías ni comparsas. Incluso la ahora famosa pastelería de El Pópulo, para vender unos muñequitos de penitentes, le tienen que poner una frase en inglés que dice que es una tradición local, no el Ku Klux Klan, para que los turistas las compren. Históricamente hay una pugna entre la ilustración y la tradición, que la primera gana al impulso de la razón. Esto es más o menos lo que he querido expresar en la selección de artículos que tienen ustedes a su disposición en todas las librerías de la ciudad, en un ejemplar a la venta a beneficio de Tierra de Todos. Que lo disfruten.
Fernando Santiago
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