Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
HAY un vendaval de aplicaciones para móviles, lo que los finos llaman "apps", con perdón por las comillas. Todo el mundo quiere tener una aplicación. Digo más, el que no tiene una es un chungo sin interés. El pueblo más cutre, la actividad más aburrida, se ufanna por tener una aplicación que en la jerga se dice app. Te bajas una en el móvil y ves que el pueblo en cuestión carece por completo de interés y confirmas lo que ya sabías: no merece la pena ir, pero el alcalde del pueblo vacila al vecindario como si hubiese inventado la rueda. Somos así, mulos de reata. Eso sí, los que han inventado una aplicación con sentido y muy útil para sus necesidades son los homosexuales. Se llama gindr y sirve para localizarse entre ellos . Si un gay está un día aburrido o con ganas de juerga en el Pópulo, un poner, pues la da a la aplicación y busca qué otros gais están en la misma situación y con las mismas ganas, para que todo termine de manera feliz. Se ve que en el mundo del sexo para homosexuales, alcanzada la desinhibición total, todo es disfrutar. Hacen bien, que para algo llevan años perseguidos.
Así que si los gais tienen su aplicación y el pueblo más cutre de Cádiz tiene la suya ¿para cuándo un geolocalizador de siesos? Se abre la aplicación, le das afirmativo a ver si aceptas la y buscas otros siesos que estén en los alrededores disponibles para una charla. Los encuentras y nos ponemos a hablar de nuestras cosas: qué chungo está todo, qué pesados los cadistas, los carnavaleros y los capillas, qué horror todas las terrazas y todos los bares llenos de niños dando la brasa, qué hartura de políticos que solo buscan su beneficio personal, qué asco en Cádiz la gente lo maleducada que es y lo conformista que está, qué sucia la ciudad, qué insoportable la gente que hace ruido o tira al suelo cualquier envoltorio, la ciudad se convierte en un botellón con cualquier excusa, qué mal viste todo el mundo incluso por el centro y así sucesivamente. Es como un orgasmo, un éxtasis sieso consiste en reunirte con otros congéneres para poder rajar de lo mal que va todo y la incomodidad que te produce. Al fin y al cabo Cádiz es la ciudad siesa por excelencia, ni la ciudad que sonríe, ni el faro de Europa ni la ciudad de la libertad ni rollos patateros. La Cádiz auténtica es la Cádiz siesa, quintaesencia de la trimilenaria. Hace falta ya una app ¿o es que no hay emprendedores en Cádiz? Con tiendas para siesos, bares para siesos y así.
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