Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
ANDA todo el mundo de cabeza por estos 15 días de intensa levantera. Horeca, que vive en un eterno lamento, también se ha quejado el levante y de sus repercusiones. La mayoría de los usuarios de las playas están que se suben por las paredes porque no pueden instalarse a vivir en la arena de la Victoria o La Caleta ante el fuerte azote del viento. Los niños metidos en casa sin salir dando la tabarra a los papás. Todo lleno de polvo y en las casas un calor insoportable. Los deportistas quejosos porque no pueden usar la bicicleta o el kayak. Un desastre para todo el mundo menos para los frikis del kite surf y para las empresas instaladoras de molinos de viento.
Vale, lo siento, porque a mí me gusta el levante. En primer lugar y muy importante: no me pide nadie ir a la playa dado lo desagradable de la situación y en cambio es cuando a mí me gusta ir: no hay niños molestando con la pelota, no hay marujas jugando al bingo, no hay familias comiendo y echando al suelo los desperdicios. La playa está vacía, como en invierno, pero sin frío. El mar está tempestuoso y salvaje, como si formara parte de la naturaleza y no fuese parte de un resort gratuito.
En casa con aire acondicionado y una cocacola se está de gran categoría, que diría Víctor López Soberado. Sin que nadie te moleste, sin visitas indeseadas, sin que llamen a tu puerta a venderte algo o a que te hagas de una secta (yo ya soy del Atleti). Es el único momento del verano que se puede pasear por la playa y el mejor momento para disfrutar de una rica temperatura en tu casa pensando lo chungo que lo tienen que estar pasando los tiesos o los ratas que no quieren invertir en el confort personal.
Ya sé que el poniente es más fresquito, que el norte deja el día transparente y que para saber si hay viento del sur hay que mojarse el dedo índice y mostrarlo al viento, como 'Los enteraos'. Y que si Cádiz tiene dos novias yo soy más del levante, de manera especial en verano. Qué maravilla, levantera en Cádiz. Y decían que iba a ser un verano frío. Que vengan alertas amarillas, naranjas o rojas y que se queje Antonio de María. Yo miro windguru, accuweather o escucho a Florenci Rey y doy saltos de alegría cuando anuncian levante.
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