La esquina

José / Aguilar

La lista de Bárcenas

19 de enero 2013 - 01:00

DOS dudas me corroen en el escandalazo de Luis Bárcenas: si llegará a tirar de la manta desnudando a los dirigentes y altos cargos a los que presuntamente pagó sobresueldos con dinero procedente de "mordidas" a empresas beneficiadas por el PP y si, en ese caso, podrá demostrarlo fehacientemente. Porque tirar por elevación es el único instrumento de defensa que le queda, ahora que todos le abandonan.

La actual cúpula del PP está reaccionando ante el caso Bárcenas con frases de manual: que cada palo aguante su vela y que no les consta que hubiera esos pagos en negro. Pero a la vez se deja caer que Mariano Rajoy y Dolores de Cospedal acabaron con esas prácticas (o sea, que existían antes de ellos). Luis Bárcenas fue gerente del partido, y más tarde tesorero, durante los mandatos de tres secretarios generales, y cuando tuvo que dimitir, por su imputación en el caso Gürtel, le despidieron elogiando su magnífica labor.

La financiación de los partidos políticos españoles se ha sustentado en un pacto de silencio. Los líderes han dejado hacer el trabajo sucio -allegar fondos irregulares, ilícitos o delictivos- a personas de su confianza a cambio de que no les contaran cómo los conseguían. Sólo les interesaba que la maquinaria funcionase, no los procedimientos para mantenerla engrasada y a punto. El sistema tiene un triple fallo: la confianza puede ser traicionada, la lealtad no dura siempre, el fontanero de las finanzas oscuras dispone de una información explosiva.

Es lo que tiene la opacidad, que pone al jefe en manos del subordinado (un poco como en El sirviente, la película de Losey). Le pasó al PSOE con Filesa, cuando un contable despechado se llevó todos los papeles de la financiación-extorsión del partido. Les pasa con frecuencia a poderosos hombres públicos, enfangados por el testimonio de ex esposas y ex compañeras prestas a la venganza por los amores contrariados. Les puede pasar a los líderes del Partido Popular, cuyo destino inmediato depende de lo que sepa Bárcenas y de lo que éste considere necesario para salvarse de la culpa. O para compartirla.

La corrupción individual de un político, por importante que sea, es fácil de combatir. En cambio, la corrupción que deriva del funcionamiento de un partido resulta difícil de erradicar. Hay demasiados implicados y demasiada responsabilidad por acción o por omisión. ¿Sacará la lista Bárcenas? ¿Lo podrá demostrar?

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