Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Cinco días sin Pedro

Tras la lectura de la ‘Carta a la Ciudadanía’, sus fieles han recitado con fervor el salmo: “¡Pedro, quédate!”

Sucedió el día después de la entrega del premio Cervantes. Aquel acto fue presidido por los Reyes, don Felipe y doña Letizia, flanqueados por Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso, que no estaban acompañados por sus parejas. El premio fue recibido por Luis Mateo Díez, un gran escritor, de elaborada prosa, cuyo mejor novela a mi entender es La ruina del cielo. En ese libro se lee: “Buena tierra para que a uno no le hiriese el esplendor con sus falsos brillos y para compartir la caída de lo que en la vida se acumula como peso de la desgracia”. Y lo califica como “reino de la nada”. Pero no se refería a Moncloa. Díez inventó Celama, como García Márquez inventó Macondo, o Benet inventó Región. Pedro Sánchez ha inventado Moncloa, que es su territorio de ficción.

Al día siguiente del Premio Cervantes, parece que Pedro se cayó del caballo, como si fuera Pablo. Fue el día en que aparecieron dos caballos desbocados en Londres. Signo profético, o no, rompió en escritor de epístolas. San Pablo escribió cartas a los romanos, corintios, gálatas, efesios, tesalonicenses, e incluso a unos discípulos que se llamaban Timoteo, Tito y Filemón. Sin embargo, Pedro no ha escrito sus epístolas a Félix, María Jesús y Óscar, ni a los fieles de los autobuses de Ferraz, sino a todos y todas. Para la historia queda su Carta a la Ciudadanía. Arranca con una frase magistral, digna de Javier Marías: “No suele ser habitual que me dirija a usted a través de una carta”. Tras la lectura, sus fieles han recitado con fervor el salmo: “¡Pedro, quédate!”.

Casualmente, yo estaba releyendo ese día Se está haciendo cada vez más tarde, de Antonio Tabucchi, un libro de ficción a través de cartas de amor. En la carta que da nombre al libro, incluye la cita de un cante de Andalucía: “El candil se está apagando/ la alcuza no tiene aceite…/ No te digo que te vayas/ ni te digo que te quedes”.

El género epistolar cayó en desuso. Franz Kafka, maestro de lo absurdo, publicó cartas al padre, a Milena, a Felice, a su hermana Ottla, a Max Brod y a más gente. Es una barbaridad lo que escribió Kafka, aunque murió a los 40 años y no le dio tiempo de publicar una carta a la ciudadanía.

En la epístola de Pedro, menciona 14 veces a la ultraderecha y la derecha, en apenas cuatro folios. Son los responsables de su infierno. En Divina Comedia, escribió Dante: “¿Quién es este que sin muerte/ va por el reino de la gente muerta?”.

Veinte poemas de amor y una encuesta desesperada. Mañana será el día del teatro.

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