Debía llevar Carlos Díaz 10 ó 12 años de alcalde cuando el Diario tuvo la ocurrencia de realizar un reportaje del tipo "un día en la vida de". Curiosamente ya por entonces Carlos Díaz había adquirido la costumbre de no leer el periódico para no dejarse influir . Ese reportaje estaba ilustrado con una foto donde se le veía afeitándose. Fue la única vez que pudimos ver un trozo de su casa de la calle Tamarindos. Tiempo después publicaría Carmen Morillo un artículo donde llamaba a realizar una palomada popular en la citada calle de Bahía Blanca. Jamás vimos ni de refilón la casa de Teófila Martínez. Cuando llegó a la alcaldía la pléyade de corifeos y turiferarios que la acompañaban nos dijeron que tenía un apartamento en la calle Buenos Aires, aunque todos sabíamos que vivía en El Puerto de Santa María, como ya hizo José León de Carranza. La vivienda de Teófila fue siempre un misterio , quizás para no tener que hablar de porqué vivía en otro municipio. El caso es que en aquellos tiempos no había redes sociales y los alcaldes tenían cierto pudor para mostrar su propia vida. Si bien Irina fue más o menos conocida porque acompañaba a Carlos Díaz en el palco del Falla, Santiago Cobos jamás fue con Teófila a ningún acto oficial. Ahora nos sabemos vida y milagros de José María González : echándole un ojito a los niños en la plaza Asdrúbal o en los juegos infantiles junto a Correos, el bajo de 40 m2 donde vive, si coloca un husillo (losillo) que se había salido, si levanta las orejas para escuchar si llega el camión de la basura, cuando se compra un traje en Eutimio, si canta La murga de los currelantes o un pasodoble de Los Piratas, si su madre es devota del Nazareno y él como hijo tiene que acompañarla en la penitencia, su coche y sus vacaciones, si va con la familia al Fondo Sur del Carranza e incluso ayuda a que entre en el estadio un colega, si un compañero de comparsa controla la pista de plástico que simula hielo. Cuando no nos cuenta su vida él mismo lo hace su pareja. Su casa del barrio de La Viña ya ha salido desde varios ángulos. Salió en el famoso catálogo de Ikea de Podemos y ahora ha vuelto a salir para que la pareja presidencial apoyen a la candidata anticapitalista en las primarias de su partido en Madrid (ha perdido, por cierto). Sin haber estado nunca nos conocemos el salón, la vajilla , el sofá y la mesa camilla del alcalde como si nos invitase a pasteles todas las tardes o como si el Porqui hiciese allí un arroz cada domingo para todos nosotros. El sentido del pudor es subjetivo.

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