Calle Real

Enrique / Montiel

Reyes

05 de enero 2014 - 01:00

Hoy la Isla sale a las calles. Llegan los Reyes. Los tres reyes por antonomasia, los reyes de las más antiguas dinastías del mundo. Melchor, Gaspar y Baltasar. Solo sabemos que eran de Oriente y que siguieron una estrella en el cielo para buscar al Nacido. Cuando otro rey, Herodes, supo de su llegada y misión mandó degollar a todos los menores de un año. Le dijeron que había llegado el Mesías, el Rey de los Judíos. No quería futuras amenazas a su corona. Sus soldados desenvainaron las espadas sin misericordia. Y cumplieron la orden real. En cierto modo los ignotos monarcas trajeron el incienso, el oro, la mirra.. y la muerte. Pero eso llegó luego, ahora, hoy, todos estamos parados como estatuillas del Belén que hemos puesto en la entrada de la casa, en el sitio central de nuestro salón, donde hacemos la vida. Mañana no existe ni todavía ha llegado la orden de desenvainar las espadas. Ahora celebramos la vida, el Nacimiento.

Hoy La Isla sale a las calles. Digo que mis nietos van en una de las carrozas y contemplarán el espectáculo de las miradas de los niños a las carrozas en donde han puesto los tronos de esos misteriosos reyes de reinos desconocidos y desaparecidos. Si no logramos hacernos un poco niños esta tarde, al paso del cortejo -"ya viene el cortejo, ya viene el cortejo / ya se oyen los claros clarines"- definitivamente estamos en la mitad del río navegando hacia la orilla del fin.

Curioso que esta tradición de caramelos esparcidos, esta turbamulta de músicas y murmullos de espectadores en las aceras, ejemplifiquen lo que debería ser nuestra vida colectiva. ¡Necesitamos tanto que lleguen desde el oriente que sea tres magos que nos pongan al pie de la cama de nuestros hijos el oro, el incienso y la mirra de la esperanza! Digo el Astillero, el Hospital, el Tranvía, el Trabajo, el progreso de la ciudad... Y toda la carta de detalles menores, esa carta que ha debido escribir Loaiza a sus Majestades Susana Díaz y Rajoy, la diarquía que no viaja en camellos ni se postra, para nosotros, los vecinos... frente a la orden de las espadas que penden sobre nuestras cabezas. Digo que si nos quitará la piedra que llevamos sobre el corazón, si lloverá a su tiempo, si saldrá el sol, si nos encontraremos en esa amplia avenida de la esperanza...

Hoy La Isla saldremos a las calles. Hoy es de esos días multitudinarios en los que solo mirándonos podremos constatar que somos muchos, muchísimos. Y que podemos, podríamos. Igual este mensaje nos traen estos reyes misteriosos y desaparecidos. Somos. Realmente somos.

Con mucha salud para todos. Sean generosas las majestades. Amén.

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