De todo un poco

enrique / garcía-máiquez

Malentendidos

LA consulta del 9-N era estéril e ilegal, afirman los que nada hicieron por impedirla, aunque están obligados a guardar y hacer guardar la ley. ¿A guardarla… bajo siete llaves? Tienen razón a medias: fue ilegal, pero no estéril. Fue grave. Como expresión de la voluntad del pueblo catalán, claro que no vale, porque no existe ese sujeto de soberanía ni hubo garantías electorales, y la abstención fue masiva y se votó a sabiendas de que el resultado no era vinculante y el propósito era otro. Pero ese propósito sí se ha cumplido.

El propósito era perpetrar la cosa pese a lo que clamó Rajoy, el TC, el Parlamento, los ministros del Interior, el del Exterior, los dos de Justicia (Gallardón y el chico nuevo) y hasta el del meollo, que es Montoro. Todos han quedado como el pito del sereno. La consulta no habrá sido legal, pero ha debilitado -hasta la postración- al Estado de Derecho, y eso le interesa al nacionalismo más que cualquier consulta alternativa. Un país donde las leyes (empezando por la fundamental) pueden burlarse impunemente es un escenario de ensueño para los secesionistas.

El segundo malentendido son tantos nacionalistas que se hacen independentistas, aseguran, porque el Estado, el PP, los jueces, Rosa Díaz o el Tribunal Constitucional… Qué enorme confusión (y qué significativa) que tu pensamiento dependa, como el efecto de la causa, de aquello de lo que te quieres independizar. El tercero es dar por hecho que los demás españoles no tenemos nada que decir de Cataluña. Los números y los tantos por ciento de la consulta tendrían que calcularse no en relación al censo regional, sino al del conjunto de la nación. Nadie lo hace.

El cuarto es la suerte de Artur Mas. El único logro de Rajoy había sido, decíamos, el desgaste del presidente catalán. Ahora, en cambio, Mas aparece como el gran triunfador del envite, el as de los astutos. Pero tampoco: también se puede fracasar entre aclamaciones. Ha llevado al paroxismo la situación política y eso tendrá resultados inciertos, probablemente nefastos para todos, excepto para Esquerra, beneficiaria natural de tanta excitación. Podrá aguantar un rato poniéndose el primero en la manifestación, pero hace tiempo que está sobrepasado: él, y CiU y su política. Encima, la responsabilidad de Mas es ya solidaria nada menos que de la de Rajoy. Tanta independencia… ¡y se ha montado con el presidente español una pareja indisoluble!

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