Ingeniería de playas

Da gusto ver a la gente dirigirse a las playas con esos carritos desarrollados por ellos mismos

En cuanto vuelva el rector de la Universidad de Cádiz, Paco Piniella, lo llamo y le digo que tiene que pedir ya la creación de un nuevo título: el de doctor en Ingeniería de Playas, con dos ramas, una de Tecnologías y Organización en Arenas Finas y otra titulada Métodos de Control del Oleaje.

Yo no sé si ustedes se habrán fijado pero da gusto ver a la gente dirigirse a las playas de Cádiz con esos carritos desarrollados por ellos mismos y donde viajan, perfectamente ordenados, todos los artilugios que se utilizan en la playa.

Parece mentira que en un carrito de la plaza, convenientemente tratado con los conocimientos de un ingeniero o ingeniera de playas, se puedan llevar tres sillas (dos de ellas con dispositivo que permiten la siesta), la mesa para el almuerzo con capacidad para 6 comensales, la sombrilla, el dispositivo para evitar que esta se vuele, las toallas, el mantel para la mesa del almuerzo, un bañador de reserva por si se mancha el titular con la mayonesa de la ensaladilla, los gorritos para protegerse del sol, las cremas para no quemarse, las gafas del niño aficionado al escafandrismo, la pelota para que el mayor practique el furbo, el cubito de la playa y su rastrillo para el menor de la zaga y el flotador con forma de Pepa Pig para la sultana de 8 años que se pasea entre las olas con gran soltura.

Llevar todo esto desde el barrio de La Laguna hasta la playa Victoria sin la ayuda de la ingeniera de playas sería completamente imposible pero con un carrito de la compra y dos cuerdas los ingenieros hacen maravillas.

Cádiz tiene que aprovechar esta facilidad del gaditano para la organización playera. Esas construcciones más complejas que el nuevo puente Carranza realizadas con sombrillas para que todo el mundo juegue cómodamente al bingo son merecedoras de premio fin de carrera.

Y todavía no hemos hablado de las neveras que merecerían otro artículo y otra titulación. Yo he visto sacar de una nevera de playa más material que el que lleva El Faro para un catering de 200 personas…incluida la barra libre. Los ingenieros de playas de Cádiz han inventado la ensaladilla comprimida, capaz de aclimatarse a una fiambrera por pequeña que sea. He visto a alguno que hasta enrolla los bisté empanao para que ocupen menos sitio… y no te hablo del hielo. Si se pudiera arrejuntar todo el hielo en cubitos que llevan los gaditanos a la playa, se terminaba en dos minutos con el calentamiento climático…y todavía sobraba para enfriar Jupiter y Saturno.

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