El pelotazo

José / Guerrero / 'Yuyu'

Frialdad matemática

A estas alturas de Liga, un servidor todavía seguía albergando esperanzas de ver al Cádiz en Primera División la temporada que viene, pero la estadística publicada en Diario de Cádiz hace unos días me ha dejado con menos moral que un pavo apelando a su sentencia por Nochebuena. Para conseguir esos 75 puntos que normalmente hacen falta para ascender se deberían ganar 15 de los 18 partidos que restan. Es decir, que va a ser más difícil que ver a Montserrat Caballé en el Body Factory. La permanencia está más barata; basta ganar la mitad de esos partidos.

Después de esta decepción matemática y la asunción de que seguiremos en la liga hipotecada del BBVA durante otra temporada más, como mínimo, no nos queda otra que amarrar cuanto antes la permanencia y luego ir pasito a pasito.

Además, el ambiente en el vestuario parece haberse enrarecido tras el partido en Salamanca y la suma de todos estos datos no invita desde luego al optimismo. Hoy recibimos al Alavés que, sumido en una crisis económica y afectado por la Ley Concursal, se ha metido más horas de autobús que la comparsa de Subiela. A ver si la caraja autobusera, que tanta factura nos pasó en Salamanca, nos devuelve lo que nos quitó.

El Alavés siempre es un equipo incómodo y que nunca sabes por dónde te va a salir. Su posición en la tabla, 17º, invita a pensar que este deber un partido donde el Cádiz reafirme su negativa a tirar la toalla, como bien han manifestado algunos jugadores a lo largo de esta semana. Si el equipo vasco, toquemos madera, tiene el día bueno y nos hace una gracieta del norte está claro que no vamos a poder arrojar la toalla porque, a poco que ganen los de atrás, nos asomamos peligrosamente al pozo. Sigo insistiendo en que el problema del Cádiz es que no tiene un objetivo claro por el que pelear y está a ver por dónde sale el sol. Cuando uno se queda con la vista puesta en dos platos, uno de jamón y otro de mortadela, pensando durante largo y excesivo rato a ver que plato le conviene más suele pasar que, antes de que te des cuenta, el más ambicioso se ha llevado el jamón y el que tiene más hambre se llevó la mortadela. Así que menos pensar a qué aspiramos y vamos a sumar puntos cuanto antes. Luego ya veremos. De todas formas, no creo que sea un desastre no subir este año. Tras la marcha de Arturo Baldasano, todos hubiéramos firmado salvar la temporada como fuera y empezar a pensar ya en la siguiente. El temor de ahora es si la temporada que viene el Cádiz olerá a aceite o a Azabache. Sinceramente me da igual, mientras que no huela a podrido como el inicio de esta temporada. Hoy toca pensar que aún se puede y el Carranza debe empujar como nunca. El mayor enemigo del cadismo es la desidia de jugar para nada, de sensación de pachanga dominguera sin objetivo ninguno. Así que vamos a creer que hoy ganaremos para seguir alimentando la ilusión. Por cierto, me ha encantado que a uno de los campos de la ciudad deportiva de El Rosal le hayan puesto el nombre de Macarty. Gran y merecido detallazo a este pedazo de cadista.

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