Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Arrepentíos. El fin del mundo está cerca. Señales inequívocas así nos lo indican. Cuatro jinetes en representación del hambre, la peste, la guerra y la muerte bajan por el puente nuevo. Si queréis podéis ir a la notaría de Cotorruelo a hacer testamento no vaya a ser que Susana Díaz se quede con lo vuestro. Empezó todo cuando vino Rafael Zornoza y se trajo al comando Educatio Servanda con el ejército de Comunión y Liberación. Nadie le quiso dar importancia a todos los cambios en la diócesis, a los despidos, a la sustitución de órdenes en los colegios. Os lo fui avisando pero vosotros no me quisisteis hacer caso. Romo en Manteca había dado su pregón a hombros de los capitalistas en la puerta de cuadrillas con el chaqué alquilado en Isi. Martín José había llorado sobre el altar de San Francisco aquel aciago día en que la Divina Providencia había mandado agua. El Grimaldi sirvió tortillas con salmonelosis. Martínez Ares había vuelto con el viento en la carita. El jerezano Güiza se había convertido en ídolo de la afición cadista. La ciudad había elegido a un comparsista como alcalde. Teófila había dejado de salir en Onda Cádiz donde ya no se escuchaba la inconfundible voz de Guillermo Riol aunque seguía impasible al desaliento Manoli Lemos. Y de repente nos dimos cuenta: Antonio de María lleva dos semanas sin hablar. La desolación empezó a cundir en la ciudad. Esta señal no se podía ignorar. No sabíamos si podíamos orinar en los bares, si las terrazas eran lo suficientemente grandes o si el índice de ocupación de las calles había alcanzado el punto de no retorno. Empezábamos a notar algo extraño en el aire. Por si fuera poco al alcalde le entró la afonía como si tuviese la hipoteca en La Caixa, si es que los anticapitalistas tienen préstamos de ese tipo. Llevábamos meses sin saber si Alba del Campo había vuelto a Madrid o seguía aconsejando que pusiéramos la lavadora por la noche. Y en esto llegan las plagas: las ratas que el alcalde no ve inundan la ciudad, los grillos que González no oye atruenan en las calles, las gaviotas y las palomas nos persiguen como en una película de Hitchcock, el Cádiz de Cervera pierde de manera contundente, Martín José es sustituido al frente de los cofrades. Por mucho que nos tranquilicen algunas muestras de normalidad como la continuación de las peleas entre Vizcaíno y Pina, las croquetas en el Casino o María Romay que convierte en chungo todo lo que toca. Hay que interpretar las señales. Cataluña se ha ido y David Barral no ha vuelto.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios