Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Cada vez más ciudades se unen contra el turismo masivo. No cabe más gente. Las calles, plazas, museos, monumentos, mercados, barrios, playas, espacios naturales… son finitos, y todo lo finito tienen su límite. Tras cada temporada vacacional, los responsables políticos y los empresarios del sector turístico valoran su resultado por el incremento en el número de turistas. ¿Hasta cuantos y hasta cuándo?

Nada puede crecer indefinidamente en un espacio finito. Al final las burbujas estallan, y ya conocemos sus consecuencias. Hemos sufrido una burbuja inmobiliaria, y ahora vivimos una turística. No aprendemos. ¿Cuándo estallará?

Responsables políticos de ayuntamientos, Junta de Andalucía y gobierno central siguen promocionando los destinos turísticos de nuestro país. En medios de comunicación, redes sociales y ferias de muestras se buscan más y más turistas para unas playas y ciudades ya saturadas. No siempre más es mejor. Y lo hacen porque saben que en cada periodo vacacional baja la tasa de paro, por contratos tan mal pagados como breves, que duran lo que dura un puente o evento deportivo.

Los centros urbanos de las ciudades más conocidas se llenan de turistas y de apartamentos turísticos, la población local es expulsada de sus barrios, se satura el espacio público, desaparece el comercio local… y la mayoría de responsables políticos asisten impasibles a esta hecatombe urbana.

Una docena de ciudades del sur de Europa han creado una red que pide limitar la industria turística. El espejismo del crecimiento turístico provoca cierta oposición a cualquier limitación. "Van a acabar con el turismo", aseguran. Ya se lo están cargando. Hay ciudades, como Venecia, que han puesto controles para limitar el número de turistas que entran diariamente a la zona monumental. Aquí ya hace tiempo que se limitó el número de personas que pueden acceder a monumentos como La Alhambra o a espacios naturales como el pinsapar de Grazalema; y lo terminaremos viendo en playas y ciudades.

Hay que regular el turismo desde una perspectiva de sostenibilidad económica, social y ambiental, teniendo en cuenta la capacidad de carga de los territorios. En zonas ya muy saturadas hay que abordar procesos de decrecimiento turístico, fomentando otras economías más sostenibles.

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