Análisis

Paco carrillo

En corto y por derecho

El común de los días se ha convertido en una carrera de relevos sobre quién roba más

La única manera de regenerar el sistema político va a ser que los partidos se vean obligados a ser responsables civiles subsidiarios de las tropelías que cometan sus corruptos; al fin y al cabo ellos son los culpables de sus nombramientos.

Igual que ya se tiene sobre la mesa la aberración de las inmunidades a voleo, antes o después tendrán que desaparecer para ellos las impunidades, que no existen a nivel individual pero sí para que los partidos sean los obligados a devolver a la sociedad civil todo cuanto de mala forma hubieran robado sus sinvergüenzas, más las costas íntegras de sus procesos. Que esto supondría un ordenamiento distinto en el seno de estas instituciones, bueno, y qué; a los del tendido de sol ni nos importa la manera que tengan para asegurarse el reintegro del dinero: embargando sus bienes a todos los corruptos, sepultarlos políticamente, marcando sus nombres con una crucecita para aviso a los navegantes y evitándoles las puertas giratorias. En esto entrarían todos los partidos porque todos van tocados del ala. No es de recibo que, con la complicidad de la prensa, el común de los días se ha convertido en una carrera de relevos sobre quien roba más. No hay espacio para citarlos todos, pero como ejemplo inmediato ahí están los Pujoles ¡y su partido! con el agravante de haber usado la bandera separatista como escudo y acusando que España era la que los robaba. Si no se toma una medida drástica como la que se apunta podría ocurrir lo que ocurre siempre, que aparezca un salvapatrias, tipo Maduro, y que España se hunda en la miseria por generaciones.

Se está en ello. Entre la corrupción de todos los partidos y la amenaza de los podemitas -ninguno inocente- que, sin programas ni argumentos, sólo poseen una piqueta para derribar lo que quede del Estado para alzarse vencedores ¿de qué?, ¿de un país en ruinas para ser gobernado por matones a sueldo? Dirán que ni ideologías ni gaitas, sobre todo cuando estas se vienen utilizando tanto como vacuna para los propios como de virus para los contrarios. Ese error que hoy sería estúpido negar y por el cual se nos presenta un presente oscuro y un futuro bastante previsible si se mantienen las mismas estrategias.

En eso están todos los de la casta y encima presumiendo de lo que no creen mientras se olvidan del ciudadano de a pie. No es normal que el centro de la atención -y de la preocupación- de un país sea el interés partidista de unos cuantos para alcanzar el Poder como sea, en vez de poner en marcha proyectos que debieran estar ejecutándose para mejorar el nivel de vida de los españoles, esos que, pese a las euforias estadísticas, el 23,6% está en el umbral de la pobreza o en riesgo serio de exclusión social.

Pero se ve que no, se ve que lo único que persiguen, aparte de la impunidad, es seguir sometidos al ultracapitalismo, lo único inamovible, el becerro de oro al que adoran todos cuando, a los que forman esa canalla le importa un... eso, ya que tanto les da que sus adoradores sean de izquierdas, de derechas o fascio-comunistas.

Por eso digo: ¿podría acabarse con esta debacle? Posiblemente si, como digo al principio, se obligara a los partidos a ser responsables civiles subsidiarios de lo que hacen sus secuaces y pagaran ellos los platos rotos.

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