Fútbol El Cádiz CF, muy atento a una posible permanencia administrativa

Viene Mósig

Pudiera caber la oportunidad de llevarse en la solapa de su chaqueta la Insignia de Oro de la ciudad, impuesta por la alcaldesa

Desde hace semanas, en la Isla suena como un tan tan de la selva un mensaje lleno de afectividad: Viene Mósig. No se trata de Fernando Mósig, que está aquí felizmente, ilustrando e iluminando muchos espacios históricos de nuestro pasado. No, se trata de su hermano Juan Ramón. A poca personas profeso tanta admiración como a Juan Ramón. No porque fuera mi compañero de pupitre en el Liceo -Montiel, Mósig- sino porque de pronto se convirtió en una personalidad que no paraba de crecer, siempre en la lejanía. Ya de niño era un portento de persona estudiosa y competente, aunque nunca olvido que jugábamos a los bolis y éramos niños felices. Los padres eran unas figuras cercanas, digo que la madre era un torbellino de alegría, el padre era un alemán o un Sir inglés, con su pipa y su cara redonda y rubia. Lo que quería decir, Juan Ramón se fue a Madrid a estudiar una ingeniería y de pronto me entero de que lo habían llamado de Suiza, de una universidad y que estaba allí dando clases, de que era catedrático de la Escuela Superior de Ingenieros, de que era una figura mundial en electromagnetismo, de que había diseñado unas antenas planas… Eran estas cosas que quienes lo conocíamos de niño sabíamos que podrían suceder, como así ocurrió. Juan Ramón Mósig. También íbamos sabiendo que estaba al tanto de lo que venía ocurriendo en su pueblo, que venía aunque fueran dos días a estar con su hermana Elo y su hermano Fernando, con sus primos "Pérez", que son tantos y tan buena gente. En definitiva, era otro de los conocidos que habían traspasado la barrera del sonido (Oneto, Revuelta, Mósig, Campos…) que habían anclado una parte de su corazón en la ciudad que los vio nacer, en donde descansaban sus padres y tenían los momentos mayores de la felicidad. Por eso el tan tan de la selva ha venido sonando en la Isla, "Quillo, viene Mósig". La semana que viene llega. Invitado a un Congreso de su especialidad, un congreso mundial en Cádiz. Y con la agenda hecha al milímetro, para que quepa todo, quepa Elo, su siempre sonriente hermana queridísima, quepa Fernando, quepan los Pérez, quepa el Congreso, quepamos los amigos. En definitiva, pudiera caber la oportunidad de llevarse en la solapa de su chaqueta la Insignia de Oro de la ciudad, impuesta por la Alcaldesa, si existe, que no lo sé, o algún detalle especial de San Fernando a uno de su más ilustres hijos, Juan Ramón Mósig Pérez, domiciliado en Laussane, Suiza, en cuya Universidad ha sido catedrático de ingeniería, una figura de resonancia mundial en el campo de la Ciencia.

Deseando abrazarte, amigo.

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