Era su día y no dejaron pasar su oportunidad. El coro de Valdés y la comparsa de Nene Cheza, ya consagrados pero sin la relevancia mediática de otras agrupaciones, aprovecharon la ausencia de alguna de estas en el cartel de la sesión para poner sus cartas sobre la mesa y presentar sus credenciales como alternativas en sus respectivas modalidades. La sorprendente chirigota del Taca fue la otra estrella de una jornada que se volvió infumable tras el descanso y que sólo un puñado de valientes presenciaron hasta el final.

Con humor y muy poca vergüenza abrió la sesión el coro de Valdes, Mirando por Cádiz. Muy satirones, haciendo honor al tipo, en ocasiones demasiado. Tras ellos, turno para la discreta chirigota de Estepona Los que son felices sin comer perdices y la comparsa La rebelión de los necios, que tuvo en su conjunto de voces y su exquisita forma de interpretar su mejor virtud.

La gran sorpresa de la noche llegó con la chirigota Los famosos, en el regreso a la modalidad de José Manuel Martínez Sierra 'el Taca'. Estos bailarines de la escuela de Fama ofrecieron un repertorio muy completo, divertido y ameno y añaden más competencia a la modalidad de chirigotas en la que, por lo visto hasta ahora, se aventura un gran nivel.

También va a estar reñida la cosa en comparsas. La agrupación de Nene Cheza, ya entre las consagradas tras tres años como grupo, no defraudó y Si no existiera el dinero mostró un buen repertorio muy bien interpretado. A destacar sus pasodobles a las torres miradores de Cádiz y a las disputas familiares a causa de una herencia y el discurso anticapitalista de su popurrí, relatado con potencia y afinación.

Muchas butacas vacías para recibir tras el descanso a la chirigota de Herencia Los figuras, más suelta que el pasado año pero con un repertorio bastante flojo y poca gracia. La noche cayó en picado con la discreta comparsa Los entusiastas y la desafortunada chirigota Los que quedaron de Aragón. Tampoco ayudó a remontar el vuelo la comparsa La libertad dormida, que haciendo honor a su nombre durmió a los que quedaban en el auditorio. Cerró la sesión con dignidad la voluntariosa chirigota Los del tres por cuatro (buena táctica pa un partidito), que se enfrentó a la misión imposible de resucitar un ambiente que llevaba ya varias horas muerto y enterrado.