Tribuna libre

Juan / Bouza / Delegado De Empleo / De La Junta De Andalucía

Discípulos de Goebbels

En la Alemania nazi, Goebbels se convirtió en el primer propagandista científico de la historia contemporánea. Sus métodos de propaganda y desinformación pasaron a estudiarse por su eficacia.

Una fórmula que practicó Goebbels para minar el apoyo ciudadano a sus adversarios y conseguir destrozarles el prestigio consistió en la elaboración de dossieres personales para su descrédito. Evidentemente, lo que dijeran esos documentos era absoluta manipulación sobre cualquier asunto que pudiera ponerlos en entredicho. Normalmente, esas campañas se realizaban sobre cualquier asunto: se difundían bulos sobre cuestiones que les pudieran afectar personal y políticamente. Corruptelas, antipatriotismo, conductas 'desviadas'…, cualquier insinuación valía.

Los bulos se difundían directamente en los medios de comunicación, en actos del partido de Hitler o en el boca/oreja de vecinos, amigos y conocidos. La realidad los desmentía inmediatamente, pero en la lógica de Goebbels y sus esbirros, en su argumentarios, que se desmintiera o se probase la invención del bulo daba igual, la cuestión era que seguramente se había conseguido el objetivo de hacer daño. En definitiva, el 'calumnia que algo queda'. De hecho, se narran históricamente sucedidos como las campañas de desprestigio que realizaban sobre jueces que habían sido beligerantes contra esas campañas de difamación. El resultado era que inmediatamente la campaña se le hacía al juez. Suena, ¿verdad?

Precisamente, estas técnicas las suelen utilizar cada campaña electoral los elementos más ultras en Estados Unidos contra candidatos progresistas. En estos días hemos asistido a la resolución de uno de esos casos donde el millonario y ultra conservador Donald Trump venía, a través de los medios de su propiedad y con el apoyo del llamado Tea Party, haciendo una campaña de desprestigio brutal sobre el presidente Obama consistente en difundir que éste no es nacido americano y por lo tanto detentaría de manera ilegítima la Presidencia. Al final Obama ha tenido que sacar su partida de nacimiento. No obstante, en encuestas posteriores se demuestra que la campaña de Trump tuvo éxito, puesto que son un porcentaje importante quienes creen a pesar de las evidencias que su presidente no es americano.

Una mentira dicha muchas veces NO se convierte en verdad. Desgraciadamente el que algo no sea verdad no quiere decir que no haya personas que no se lo crean.

Decir medias verdades es mentir a medias. Ni la verdad se puede trocear ni la mentira tampoco.

Calumnia que algo queda. Y los difamadores lo saben.

Los diseñadores de infamias tienen muy en cuenta todo eso. El objetivo está claro: conseguir el absoluto descrédito del adversario y, si es posible, la muerte civil, matarlo en vida, convertirlo en un desgraciado.

El insigne poeta Jorge Manrique, el de las 'Coplas a la muerte de mi padre', cantaba la vida de la fama de su padre, esa vida que el propio autor sigue teniendo siglos después de su muerte. Pero la vida de la fama no es sólo para muertos, es el derecho que tenemos también los vivos de disfrutar de nuestra reputación, de nuestra dignidad,… y ahí es donde radica la maldad de buscar la muerte civil que es la muerte de la vida de la fama. Por eso las técnicas nazis eran tan terribles, porque no sólo mataron a millones de personas desde que llegaron al poder en Alemania y hasta el final de la Guerra Mundial, sino que mataron civilmente, le quitaron la vida de la fama a otros tantos millones de ciudadanos.

En los últimos tiempos estamos asistiendo a un revival de estas técnicas en la política española, andaluza y local. Se insinúa, se medio dice, se lanzan interrogantes…, pero no porque no se conozca la realidad, que la conocen muy bien, es por lo otro, por lo de Goebbels: 'calumnia que algo queda'.

No voy a señalar tantos y tantos casos que estamos viendo diariamente, sólo quiero llamar la atención sobre las grandes injusticias que se cometen con personas a las que se les quiere matar civilmente a sabiendas de que lo que se está insinuando o denunciando es absolutamente falso. Desgraciadamente, hay personas que hacen de la maldad, de la canallada, una suerte de arte de la que incluso se ufanan en privado. Eso y necedad del 'o estás conmigo o estás contra mí', que también se practica, ¡y de qué manera!

Este artículo sólo pretende alertar sobre los nuevos admiradores y practicantes, alumnos aventajados de las técnicas de Goebbels.

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