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José Pettenghi / Lachambre

Tres profecías

HACE algún tiempo, cuando se empezó a hablar del 2012, alguien pronunció unas palabras proféticas: "En 2011, los grandes proyectos de la ciudad deben estar cerrados". Hemos alcanzado 2011 y su vaticinio se ha cumplido. En efecto, El Olivillo cerrado, Valcárcel cerrado, la Escuela de Náutica cerrada, el Depósito de Tabacos cerrado, la Residencia de Tiempo Libre cerrada, Puerto América cerrado, el Teatro de Verano cerrado, el paseo superior de la Puerta de Tierra cerrado, el parque de Carlos Díaz cerrado, el Instituto del Rosario cerrado...

"Hay que ser previsores y en 2011 deben quedar todas las obras y equipamientos ejecutados", también se dijo aquel día. Supongo que "ejecución", entendida como acción y efecto de dar muerte, porque entonces sí, todas las obras y equipamientos están ejecutados: la Plaza de Sevilla está ejecutada, el solar de Radio Juventud está ejecutado, el Museo del Carnaval está ejecutado, el Parque de Astilleros está ejecutado, el Cementerio de San José está ejecutado, la Estación de Autobuses está ejecutada y el Plan Hotelero está ejecutado. Si bien, esto último carece de importancia ya que -según los "ejecutores"- da igual que incluso se hayan perdido plazas hoteleras (puesto que el Parador está "ejecutado") pues nuestros visitantes no pernoctarán en la ciudad. Vendrán a dar una vueltecita gaditana... y puerta.

Claro que existe alguna pequeña variación sobre lo previsto. Un poné, la piscina de Astilleros no estará lista pero, a cambio, estará disponible la piscina superior del Mercado Central. Que además tiene mejores vistas.

Por lo demás, los platos fuertes de la programación para 2012 se encuentran en avanzado estado de organización: el concurso escolar de redacción y su poquito de Carnaval y su mijita de Semana Santa, que eso gusta mucho aquí. Casi tanto como los croqueteos y las fotos. La tercera profecía consistía en que "Un año antes del 2012 todos debemos estar preparados". Aunque no sé si quería decir preparados o peleados. O preocupados, que es para estarlo, porque a estas alturas aún no se sabe quién será el pregonero de 2012.

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