De poco un todo

Enrique García-Máiquez

Ahogándose en agua clara

La nueva iniciativa del tripartito catalán de obligar a los profesores universitarios a hablar perfectamente el catalán me ha hecho gracia. No porque la tenga. No la tiene. De hecho, hasta el independentista Xavier Sala i Martí, prestigioso economista que da clases en la Universidad de Harvard sin que nadie la haya hecho nunca un examen de inglés, ha puesto el grito en el cielo. Pero a mí me ha recordado una viñeta muy ingeniosa que circuló por el Reino Unido cuando en Gales entró la ventolera del nacionalismo. Representaba a un hombre ahogándose en una piscina y a un socorrista que respondía a los que le pedían que hiciera algo: "¡Pero si no sé nadar! Yo saqué la plaza por hablar un perfecto galés". Pues eso, pero en la universidad.

Y me ha seguido haciendo gracia, aunque no la tiene, porque me ha recordado un artículo de Julio Camba titulado "La cursilería del regionalismo". Decía, entre otras cosas, que "el nacionalismo gallego es una cursilería desesperante. Hay que ser gallego a 'mucha honra'. Y para mí no es honra ser gallego, porque considero que también es gallego Cao y Durán. Galicia es un país encantador; pero tiene un inconveniente: el galleguismo. En Madrid, en Buenos Aires, en La Habana, en todos los sitios donde hay colonia gallega, se puede estudiar un tipo muy curioso, que es el del gallego profesional. ¡Gallegos que viven de ser gallegos militantes! […] El regionalismo tiene en todas partes un defecto fundamental que ya le señaló Baroja al regionalismo catalán; el de sustituir con un problema casero los grandes problemas de nuestro siglo". O crear grandes problemas caseros donde no los había. Y todo para que medren los nacionalistas profesionales.

Luego cuenta Camba que fue a una obra de teatro gallega y que resultó pésima y que él, por tanto, no aplaudió. Alguien le afeó su silencio: "Es usted un mal gallego". Se defendió Camba: "Hombre, es que la obra es mala". "La obra es gallega, y basta". Ante eso, Camba concluía: "Ya lo saben los currinches que quieran tener un éxito. Escriban en gallego". Que extrapolado a nuestra extraña actualidad sería: "Ya lo saben los culturetas a los que les pete ser catedráticos. Aprendan catalán". La ventaja de no ser nacionalista, es que de vez en cuando te puede escribir medio artículo Julio Camba, aunque sea gallego. "¿Y no se lo podría haber escrito a usted don José María Pemán, que es de la tierra?", preguntaría algún nacionalista andaluz, si lo hubiese. La verdad es que no, porque Pemán hizo un artículo precioso defendiendo el catalán, titulado "Un vaso de agua clara", y eso no pega. Más que defender al catalán, hoy toca defenderse y defender, sobre todo, al sentido común. El catalán, como idioma, es precioso, un vaso de agua clara efectivamente, pero los políticos se están apilando con el agua clara, y ahogando a Cataluña por el método del chiste galés, aunque vaso a vaso.

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