Miguel Ángel López Moreno / Autor Del Libro La Heredad De Don Fadrique

Alburquerque, sepultado

Parecen unos irresponsables. Casi todos. Entre unos y otros van a semienterrar la batería Nueva de Alburquerque (1810-2010), un Bien de Interés Cultural que es parte del patrimonio histórico de Andalucía y de España. Lo que están haciendo es inconcebible; jamás lo haría un pueblo que respete su historia. En ningún país de nuestro entorno cometerían la torpeza de semisepultar una de las baterías que permitieron redactar nuestra primera Constitución. ¡Tal vez, alguien debería viajar más para ser menos cateto y más valiente! Perdonen la acritud, pero es que algunos de nuestros responsables políticos parecen alelados y escasos de razón, y a muchos ciudadanos de a pie se nos cae la cara de vergüenza por su culpa…

Todos nuestros responsables políticos se vanaglorian cuando hablan de las libertades que nacieron en la Isla de León y en Cádiz con la primera Constitución Liberal de España… la soberanía reside en el pueblo, la separación de poderes, la libertad de prensa, la caída del viejo régimen, la modernidad, etc., pero justo en su bicentenario están lapidando uno de los símbolos que propiciaron ese espíritu de libertad. En mí parecer, casi todos los políticos -de las varias administraciones implicadas-, tienen una cuota parte de responsabilidad en esta tropelía. Porque responsables, los hay. ¡Con lo fácil que habría sido desplazar el trazado del tranvía veinte metros! -¡y, por favor, no me digan que eso era técnicamente imposible, porque no les voy a creer!-. Con esa mínima modificación se habría respetado la Batería Nueva de Alburquerque… y los políticos se habrían ganado la admiración de muchos. Y lo digo de verdad, porque en otros casos lo han hecho bien, y hasta admirablemente bien, hay que reconocerlo (la actuación arqueológica en la carretera de Camposoto y la solución de los Hornos Púnicos en San Fernando, la Villa Romana en la autovía de Puerto Real…), pero con Alburquerque se están luciendo.

Pareciera que algunos políticos no tengan voluntad para plantar cara a una tropelía que se veía venir de lejos… y qué fácil es declarar en los medios lo malo que son los otros. No, realmente ninguno ha querido detener el desastre histórico, y lo saben. Se me ocurren varias maneras para que los políticos de todas las administraciones hubiesen presionado de forma visible, contundente, y hasta extravagante, para evitar el semienterramiento de la batería. Pero no, no han querido detener la destrucción de esta pequeña historia, lo saben, y eso es imperdonable.

Pagamos a nuestros elegidos para que hagan lo imposible… al menos para que lo intenten. Pero ni eso.

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