Su propio afán

enrique / garcía-máiquez

Reciprocidad

POCAS cosas me chocan tanto como la falta de reciprocidad. Un ejemplo internacional que clama al cielo: la libertad religiosa. En Arabia Saudí las misas tienen que ser secretas, mientras que aquí subvencionan mezquitas. En la política nacional tampoco gastamos una única vara de medir, sino la ley del embudo. Los emergentes exigían que los errores políticos se pagasen dimitiendo, pero a ellos, por los suyos, con pedir perdón les basta.

Doble vara que trae al recuerdo el caso de Baroja. Se ganaba la vida regentando una panadería, y Rubén Darío comentó: "Baroja es un escritor con mucha miga: se nota que es panadero". Hizo mucha gracia. Cuando Baroja replicó: "Y Rubén tiene buena pluma: se nota que es indio", todos se enfadaron. Don Pío comprendió que unos pueden gastar bromas y otros sólo soportarlas.

Este humilde enfoque es el que mejor explica el escándalo por la noticia que recogía el aborto de Guillermo Zapata. El concejal de Madrid ha contratado a Nuria Sánchez y el periódico El Español lo denunciaba como un caso de nepotismo. Para demostrarlo, citaba un artículo publicado en 2014 en el que ambos contaban que juntos, como padre y madre [sic], abortaron. En la noticia no había un solo reproche moral al aborto, sino al enchufismo; y aquel artículo se presentaba exclusivamente como prueba de una relación íntima previa.

Las protestas indignadas, sin embargo, no se han hecho esperar, encabezadas por el propio Zapata, que ha tuiteado: "Gracias por convertir el hecho más doloroso de mi vida en espectáculo para atacar un proyecto político". Con ello, desvía la atención del enchufe, pero, sobre todo, incurre en una evidente negación de la reciprocidad. Sánchez y Zapata, en el artículo de su aborto, decían: "Este texto no es más que una invitación a esas manifestaciones [contra la reforma de Gallardón]". O sea, que ellos sí pueden utilizar un aborto para atacar un proyecto político. Además, se escandalizaban de que el aborto no fuese un derecho normalizado y siguiese siendo tabú, que es lo que quisieran que fuese ahora. Aquí se podría aplicar tal vez el viejo criterio de las revistas del corazón. Si alguien vende exclusivas de su vida privada, luego no puede reclamar su derecho a la intimidad como quien es muy celoso de la suya.

Con todo, Zapata afirma que fue "el hecho más doloroso de su vida"; y ese dolor le honra; y yo, de todo corazón, le acompaño en el sentimiento.

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