Su propio afán

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Las listas y los listos

NO sé si Javier Pérez Royo empezó a echar cuentas cuando se dijo aquí que era difícil que yendo de número tres por Sevilla ganase un escaño. En el tiempo, al menos, ha coincidido. Ha ido del muy satisfecho con su fichaje, del paso al frente, del momento decisivo de la política actual y del bla, bla, bla…, a dar un acrobático salto atrás a los primeros cálculos. Espantada de las listas que ha coincidido en el tiempo (casualmente) con la calcada fuga de Gómez Marín. La imagen queda regular, tanto para los propios prestigiosos, que van dando acelerones y frenazos como el coche de un macarra, como para Podemos, que quiere y no puede.

Pablo Iglesias quizá se ha pasado de listo con las listas. Como apuntaba ayer José Joaquín León, se diría que buscó unas guindas mediáticas para adornar el pastel de unas candidaturas donde en los puestos más seguros van los suyos. Así, el ilustre catedrático de constitucional Pérez Royo iba de número tres mientras en Jaén el cabeza de lista es un condenado por agresión.

En Andalucía, las aguas bajan revueltas. Teresa Rodríguez se las tiene tiesas con el apparatchik del sur, Sergio Pascual. Rodríguez no ha logrado colarle ni a Cañamero ni a Sánchez Gordillo al guardameta de Iglesias, que sí ha fichado a Rejón, con el que se la mete doblada. Fue el hombre de la IU que hizo la pinza con el PP de Arenas, y de reeditar esa pinza acusan ahora a Podemos desde el PSOE, acusación que pone de los nervios a la líder andaluza de Podemos. Se regala, pues, munición a Susana Díaz.

En Mallorca, fichando a Juan Pedro Yllanes, el magistrado que iba a juzgar el caso Nóos, no logra Podemos demasiado para sí, pero desprestigia a la Justicia. Que ese juez justamente se pase tan raudo y escorado al partido antimonárquico por antonomasia hace que la duda sobre su previa imparcialidad salte automática. Parece que Iglesias le ha hecho un favor grande a la Infanta. Y hay que sumar que Yllanes, aunque esta vez sí va de número uno, es el segundo plato de Iglesias, que pinchó en hueso en su intento de fichar al juez Castro. Eso desluce y transparenta, sobre todo, intenciones de republicanismo rampante y electoralista.

Iglesias soñó con un hacer unas listas mediáticas, que diesen que hablar. Desconocía los versos de Salvago que avisan: "Hay que tener cuidado con los sueños/ porque a veces resulta que se cumplen". Las listas de Pablo Iglesias están dando que hablar.

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