Su propio afán

enrique / garcía-máiquez

Marca catalana

SE ha convertido en viral, que es como se llama a aquello que circula muchísimo por las redes sociales, así que es probable que muchos de ustedes ya conozcan este texto sobre la situación post electoral catalana. Lo transcribo por los que no lo conozcan y porque no tiene desperdicio: "En las elecciones catalanas no está todo perdido, ya que si se juntan 'Sis es pot' con 'jus for sil' y se abstiene la 'cap' pueden empatar a votos con 'tot es pot' y 'just for men'. Claro, siempre que 'unió for cap' no se junte con 'pot per si' ni se abstenga la 'cop pot plis' porque entonces 'plus pot plas' se haría con el gobierno. Emocionante. ¡Si haces pop ya no hay stop!'"

Lo transcribo también porque la descripción, más allá de su intención descacharrante, muestra una tendencia. Se ríe de los catalanes y del laberinto político en el que se han metido solos. También se ríe lo suyo de nuestro empeño no demasiado fluido de pronunciar los nombres en catalán de los nuevos partidos, claro que sí; pero, sobre todo, se ríe del lío tan poco serio que tienen montado. Y esto es una novedad. El resto de España siempre miró a Cataluña con una admiración grande. Pero cada vez lo hace más con un agotamiento que está rompiendo en cachondeo.

Sí, sí, siempre hubo chistes sobre catalanes, como los hay de gallegos, de andaluces, de vascos y de aragoneses, y luego por pueblos; pero basta con no ser sordo para percibir una entonación distinta. Con los viejos chistes sobre lo ahorrativos que eran los catalanes pasaba como con mis bromas con los que hacen régimen de adelgazar o mucho deporte. Hay un componente de envidia bien digerida (hablando de regímenes de adelgazar) y de defensa personal. Volviendo a los catalanes, ya quisiera yo ahorrar: poder y saber. Con las risitas de ahora a cuenta del follón político y del increíble gasto económico y desperdicio empresarial que eso conlleva, hay de casi todo, pero ni una pizca de envidia ni un gramo de admiración.

¿Alguien ha calculado el desgaste y el desprestigio de la marca Cataluña que conlleva este ajetreo político? A ver si al final lo que más les roba (en fama y consideración) es su propio procés. Por fortuna, todavía quedan muchos (¡muchos!) catalanes que no son catalanistas y que sostienen el sentido común, el seny y la simpatía. Y a cuya cuenta hay que añadir la fortaleza y el valor. La vieja marca catalana la están ahorrando ellos, menos mal.

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