Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Qué bostezo
COMO principio de vida entiendo que en algún momento de la misma has de devolver a la sociedad parte de lo que ella ha compartido contigo. Desde hace unos años pertenezco a la muy noble, muy libre y muy leal gran Asociación de Personas Lectoras de la provincia de Cádiz, que no es un club de lectura en sí mismo sino más bien un grupo muy heterogéneo de amantes de los libros que dedicamos un poquito de nuestro tiempo libre a llevar las palabras que han escrito otros a personas que no tienen fácil acceso a las mismas.
Somos portadores del proyecto La voz a ti debida -extraído del famoso poemario del poeta Pedro Salinas- a través de la lectura vinculada. Nos consideramos personas-libro y nuestro fin primordial es fomentar la lectura de calidad entre niños, jóvenes y mayores.
Nuestro público objetivo se encuentra entre las personas con discapacidad visual, las residencias de ancianos, las personas hospitalizadas, los internos en centros penitenciarios, enfermos mentales y cualquier ciudadano o ciudadana que nos requiera con el único fin de compartir un rato de lectura en buena compañía.
Hay quienes tienen muy claro lo que quieren que les leamos. En cambio otros se dejan llevar por la inercia de lo que lleve cada día el lector o lectora de turno. La narrativa, el teatro, la poesía, los cuentos, la prensa diaria, las cartas que alguien le escribió alguna vez y les gustaría recordar o, incluso, alguna creación propia que nunca se han atrevido a leer en voz alta y que con esta iniciativa ven la oportunidad de sentirse escritores noveles por un ratito un día cualquiera de sus vidas.
Debo confesar que cada vez que acudo a una de estas citas me retroalimento para toda la semana. Nuestros ocasionales oyentes comparten con nosotros la dicha de revivir pensamientos y soledades ajenas que, de vez en cuando asumimos como propias sin que el recato nos impida por sí mismo disfrutar del momento excelso de la lectura.
Nuestra moneda de cambio es muy liviana, casi intangible diría yo. Cambiamos atención por tiempo, nuestro tiempo. El que quiera que coja un libro y se venga conmigo. Es gratuito.
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