La clase media entra en la pobreza
Las asociaciones asistenciales aumentan el número de personas que atienden en sus centros, mientras sus recursos disminuyen hasta un 30% · Familias enteras se ven obligadas a vivir de ayudas de ONGs
La pobreza está irrumpiendo en la clase media de El Puerto. Familias que antes de la crisis no necesitaban recibir ayudas de las ONGs, están siendo atendidas por las organizaciones benéficas que trabajan en la ciudad para paliar situaciones de necesidad cada vez mayores. Son los denominados 'pobres vergonzantes', familias de clase media venidas a menos económicamente, que se han visto obligadas a incorporarse a la beneficencia privada para recibir ayudas de Cáritas, o de las asociaciones Sol y Vida, Nueva Bahía, Cruz Roja o Adra. Estos núcleos familiares no se habían visto en la necesidad de recurrir a las organizaciones de solidaridad, pero sus miembros se han quedado sin los empleos que tuvieron durante años y no han podido encontrar nuevos trabajos, cayendo en la espiral de la pobreza. Se trata de familias "que no logran levantar cabeza, y que no son pobres, sino empobrecidas", observa José Serrato, coordinador local de Cáritas.
Suelen acudir a las ONGs fuera de los horarios habituales y a ellas pertenecen en gran medida el 25% de nuevos demandantes de ayudas sociales que se han sumado en estos dos últimos años a las personas que tradicionalmente recurrían a las bolsas de caridad.
El Día Internacional para la erradicación de la Pobreza viene marcado en El Puerto por un desempleo que alcanza a 12.269 personas y que está desbordando la capacidad de las asociaciones benéficas y asistenciales.
Dentro de Cáritas los mayores problemas que se plantean son la vivienda, debido a los desahucios por impago de alquileres, y al aprovisionamiento de productos de primera necesidad para alimentar a muchas familias acogidas bajo su protección. La entrada de un sector de la clase media "que está sufriendo la crisis", como usuarios de Cáritas va aparejada a la disminución de los fondos económicos que procedían precisamente de ese estrato social, de tal forma que la caída de ingresos se puede cifrar en un 30% respecto a los años de bonanza económica. José Serrato advierte de la situación que se puede producir esta Navidad por la desaparición de la paga extra de los funcionarios, que antes solían aportar para la campaña navideña, campaña que no se podrá realizar de forma específica este año. "Esta Navidad se va a notar la retirada de la paga extra. Llevo 27 años en Cáritas y nunca había visto una situación como esta", concluye Serrato con preocupación.
También la asociación Sol y Vida, que cuenta con un comedor social en la calle Cruces, está viendo aparecer "mucha gente nueva". Su presidenta, María del Carmen Cerezo, observa que muchos de los usuarios pertenecen también a lo que denominan 'familias vergonzantes', que han venido a sumarse a las víctimas de la pobreza crónica, donde la indigencia se heredaba prácticamente de padres a hijos. "Tenemos familias vergonzantes que piden sobre todo comida hecha para llevarse, porque no quieren entrar en el comedor, pero eso no lo podemos dar, porque está prohibido". La asociación ha atendido tradicionalmente a inmigrante y personas sin techo en su comedor social, aunque ahora está cambiando el perfil del usuario: "Hemos pasado a tener gente que cobra 400 euros al mes, unidades familiares con todos sus miembros en paro, y hasta algún ejecutivo", confirma la presidenta. La falta de asistencia al comedor infantil que instaló la asociación este verano podría incluirse en el apartado de 'pobreza vergonzante', por el cual algunas madres tratan de evitar que se identifique a sus hijos con una situación de necesidad extrema. En este sentido, y visto el fracaso de la iniciativa, la asociación Sol y Vida se plantea abrir el comedor social para familias completas que no pueden mantenerse con los recursos que reciben de la Administración. Tampoco la situación económica de la asociación es buena, a pesar de la ayuda altruista de sus voluntarios, el Ayuntamiento les adeuda importantes cantidades para el pago del alquiler de sus instalaciones en la calle Cruces.
Por su parte, la asociación Nueva Bahía centra su labor asistencial en los cursos formativos y la donación de ropa. Su presidente Manuel Moreno observa que a las necesidades de la ciudad se unen las derivadas de la existencia de las prisiones, que influye en la llegada de un mayor número de familias desasistidas. Observa que en los últimos años se ha producido un aumento del 25% en el número de usuarios en Nueva Bahía. "Siguen viniendo la gente de siempre, pero también una serie de familias que están notando la depresión económica. Ahora nos llegan 'pobres vergonzantes', que están sufriendo la crisis y vienen casi a escondidas. Está viniendo a recoger ropa usada gente que antes nunca hubieran pensado venir".
Finalmente, la asociación Adra atiende en la calle Diego Niño a familias necesitadas, mediante el reparto de productos básicos.
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