La decisión adoptada en la tarde noche de ayer por el comité ejecutivo del PSOE de Cádiz de suspender a Marta Meléndez, de forma provisional en sus funciones públicas, se adopta cuando estamos ya a un año de las elecciones municipales. Una convocatoria esencial tras una veintena de años de gestión municipal del PP y que se celebran en plena crisis social y económica, cuando el PSOE busca recuperar el poder perdido en 1995.

Con este objetivo podría pensarse que es suicida adoptar decisiones, como la de ayer, que pueden crear tensiones dentro de la formación, o por lo menos en una parte de ella, sobre todo cuando el PSOE de Cádiz ya sabe mucho de disputas internas y de como éstas han acabado por afectarles electoralmente.

Sin embargo, la dirección socialista ha tenido muy claro que la sociedad no entendería reclamar al gobierno del PP la adopción de medidas contra militantes populares implicados en procesos judiciales y callar cuando son ellos mismos los tocados por la Justicia. Es lo que pasa con Marta Meléndez, cabeza de lista del PSOE en las municipales de 2011. La decisión de ayer nada tiene que ver con el enfrentamiento de ésta con la dirección socialista, bastante patente desde su propio blog, sobre todo porque se podría haber actuado hace meses. La decisión de ayer tiene un componente ético fundamental y forma parte de un intento por regenerar la política. Por eso se toma cuando hay que tomarla, aunque dentro de un año los ciudadanos acudan de nuevo a las urnas para elegir a un nuevo Ayuntamiento.