En ascuas, nunca mejor dicho. El vía crucis diocesano de esta tarde estuvo ayer a punto de suspenderse. La polémica suscitada por el Ayuntamiento al prohibir que los cofrades enciendan los cirios durante el recorrido de las quince cofradías participantes en el evento extraordinario provocó durante el día de ayer la reacción de los representantes de las hermandades participantes, que estuvieron valorando la posibilidad de suspender sus salidas procesionales o de no cumplir las directrices que el día anterior había anunciado la alcaldesa, Teófila Martínez, en rueda de prensa.

La reacción de los cofrades fue creciendo en intensidad desde que el jueves conocieron la noticia de mano de los organizadores del vía crucis. Y en la tarde de ayer se convocó una reunión de urgencia en la parroquia de Santa Cruz para analizar lo sucedido.

Un portavoz de las hermandades participantes enumeraba a este periódico antes de la reunión los argumentos por los que se rechazaba la postura del Ayuntamiento. En primer lugar, ponía sobre la mesa el sentido religioso que tiene la cera encendida en los actos de culto. Y al margen de eso, recordaba que el desembolso de la adquisición de estos cirios, en una época en la que además no es fácil adquirirlos, ya se había hecho; a lo que se une que se han expedido unas papeletas de sitio que han pagado los hermanos que van a participar en la procesión. Además, se calcula que serán en torno a 300 los cirios que saldrán hoy a la calle, "lo que viene a ser alrededor de una cofradía y media de Semana Santa". Y también se reflejaba que el vía crucis es un evento "único y extraordinario para la ciudad", recordándose que el acto religioso traerá consigo "muchos beneficios añadidos para Cádiz". A todo ello unió también que en ningún momento se ha pedido al Ayuntamiento subvención alguna para el vía crucis, costeando cada corporación los gastos derivados de la salida.

Por su parte, ante la polémica suscitada el Ayuntamiento matizaba ayer que "en ningún momento ha prohibido los cirios en el vía crucis" e insistía en que no puede asumir económicamente el coste extraordinario que supone eliminar la cera del suelo. Así las cosas, el concejal de Cultura -aunque hasta ahora este evento estaba siendo coordinado por el área de Juventud-, Antonio Castillo, afirmaba que "el gasto extraordinario de esta limpieza no lo puede asumir el Ayuntamiento porque no tenemos ese dinero y no lo podemos hacer en tiempos de crisis", dado lo cual informó al presidente del Consejo de Hermandades (organismo que no tiene relación con este vía crucis diocesano, organizado por el Obispado) que tendría que ser la organización quien se hiciera cargo del coste de la limpieza de la cera "en caso de que consideren que el encendido de los cirios es indispensable".

En relación a esto, el Ayuntamiento no supo concretar ayer el coste que supondría la limpieza de la cera, argumentando al respecto que el montante final dependería del espacio que hubiera que limpiar y del tiempo que tardasen los operarios en hacerlo.

Finalmente, y tras sopesar las distintas opciones, los hermanos mayores decidieron por unanimidad en la reunión de urgencia mantenida con los sacerdotes responsables de la celebración de los Días en la Diócesis previos a la Jornada Mundial de la Juventud y, por tanto, de este vía crucis acatar la decisión del Ayuntamiento y procesionar en la tarde de hoy con cirios en las manos pero sin encenderlos.

A este respecto, el Secretariado Diocesano de Pastoral Juvenil del Obispado, por medio de su director, Andrés Drouet, emitía al filo de la medianoche de ayer un comunicado en el que informaba de la decisión: "se va a procesionar tal como se tenía previsto, con los cirios, pero respetando la decisión del Ayuntamiento de no encenderlos, aunque no comparten ni comprenden esta decisión que resulta desconcertante".

Con estas palabras se ponía fin a la incertidumbre sobre el vía crucis, aunque todo hace indicar que la llama de la polémica de los cirios seguirá encendida.