Así fue la experiencia de los pasajeros a bordo del 'crucero de la caca': "El hedor te asfixiaba en minutos"

Netflix acaba de estrenar un documental donde se narra lo que ocurrió en el barco averiado que acabó con aguas fecales por los pasillos

El Carnival Sunrise, en una de sus escalas
El Carnival Sunrise, en una de sus escalas / Netflix

El estreno del documental de Netflix sobre el denominado "crucero de la caca" ha permitido conocer la versión de muchas de las personas que estuvieron a bordo. En esta pieza audiovisual se cuenta cómo más de 4.000 pasajeros tuvieron que aguantar en altamar una experiencia que de lo más desagradable. El 'Carnival Triumph', que ahora tiene otro nombre, fue reparado en Navantia Cádiz para olvidar esta aciaga historia.

En febrero de 2013, el Carnival Triumph, un crucero que zarpó desde Texas rumbo a México, se convirtió en escenario de una de las experiencias más desagradables vividas a bordo de un barco turístico. Lo que prometía ser un viaje de placer terminó convirtiéndose en una pesadilla marítima que hoy ha sido documentada en la serie de Netflix El crucero de la caca, donde los propios pasajeros narran los cinco días de horror que vivieron atrapados en alta mar sin electricidad, aire acondicionado, ni baños funcionales. "Fue lo más asqueroso que he visto en mi vida", asegura uno de los viajeros.

Los testimonios de este trágico suceso han revivido todo lo vivido durante esos cinco días cuando han podido ver el tráiler del documental de Netflix. Todo comenzó con un incendio en la sala de máquinas y desde ese momento el barco comenzó a sufrir las consecuencias que acabarían siendo la mayor pesadilla de los viajeros. El barco quedó sin motor ni sistemas básicos de saneamiento, provocando que se vivieran situaciones dantescas a la hora de hacer las necesidades.

La directora del crucero describió que tuvieron que tomar medidas imposibles para poder solucionar los problemas a los que se enfrentaban. Contempló la idea de "orinar por la borda", algo que fue desechado porque "para un hombre está bien, pero para una mujer no. Podrían caerse. Medio en broma, pensé: 'Bueno, podemos hacer caca en la ducha'". A partir de ese momento se repartieron entre los habitantes del barco bolsas rojas para los residuos biológicos con instrucciones muy precisas de cómo actuar con ellas.

El caos tardó poco en desatarse y se empezaron a acumular los restos biológicos en los pasillos, dejando un olor que era imposible de aguantar. "El hedor te asfixiaba en minutos", relata uno de los pasajeros de este crucero. Las experiencias traumáticas se iban contando por días y conforme más tiempo pasaban hasta ser rescatados la situación se volvía más inverosimil.

Abhi, uno de los chefs del barco, relató cómo "una bolsa roja usada fue arrojada por la borda y el viento la devolvió a alguien en la cubierta inferior", el cocinero afirma que "fue lo más asqueroso que he visto en mi vida". Él mismo ha sido el que ha detallado la situación tan extrema que se vivía en los cuartos de baño. "Era como una lasaña de caca". Unas palabras que eran secundadas por otro pasajero que afirmaba que "ibas aminando por el pasillo y de repente oías 'chapoteo, chapoteo, chapoteo'. Sabías lo que estabas haciendo. Estábamos en excrementos".

Una joven que vivió este aterrador suceso a la temprana edad de 12 años afirma que lo que se puede ver en el documental no es nada comparado con lo que se vivió allí dentro. "Es la cosa más aterradora que me ha pasado", señala aún afectada por lo ocurrido en 2013.

El Carnival Triumph, tras ser remolcado y sometido a una intensa revisión técnica, fue finalmente rebautizado como Carnival Sunrise y volvió a operar tras una completa renovación. Parte de esa transformación tuvo lugar en los astilleros de Cádiz en 2019, donde el buque fue reparado y remodelado como parte de una inversión de cerca de 180 millones de eruos. El proceso duró varias semanas y supuso una transformación total de sus instalaciones, tanto mecánicas como interiores, con el objetivo de dejar atrás el episodio que lo marcó para siempre.

Aunque hoy navega bajo otro nombre y con una imagen renovada, el recuerdo de aquel viaje sigue siendo un símbolo de cómo una avería puede transformar radicalmente la experiencia a bordo de un crucero. Y también, una advertencia sobre la importancia de los protocolos de emergencia en alta mar.

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