Ecologistas quieren recuperar un tipo de lince diferente del ibérico que está extinto desde 1930
Las asociaciones plantean reintroducir al lince boreal, un felino superdepredador extinto en el norte del país desde hace un siglo
El lince boreal lleva extinto en Cataluña casi un siglo y su regreso sería todo un acontecimiento a todos los niveles. Varias asociaciones ecologistas han planteado la reintroducción del lince boreal, un felino de gran tamaño que nada tiene que ver con el lince ibérico y que fue visto por última vez en libertad en 1930. El proyecto, que se plantea como un programa piloto en el Parque Natural del Alto Pirineo.
La idea consiste en liberar ejemplares procedentes de Rumanía, ya castrados, para evitar su expansión sin control y permitir una observación estricta de su adaptación. Los defensores del plan aseguran que este superdepredador contribuiría a recuperar funciones ecológicas que se perdieron tras su desaparición.
No todas las voces apoyan esta corriente y es que sus detractores tienen motivos de peso para pensar que la presencia del lince en este entorno podría suponer un impacto que no está previsto en el ecosistema.
Un superdepredador distinto al lince ibérico
El lince boreal (Lynx lynx) es una especie completamente distinta al lince ibérico. Su tamaño, que puede superar los 30 kilos, lo sitúa en la categoría de superdepredador capaz de capturar corzos, ciervos o rebecos. Su presencia modificaba profundamente las dinámicas naturales de alta montaña, regulando poblaciones de ungulados y generando efectos en cascada sobre el ecosistema.
Nada que ver con el lince ibérico, un depredador más pequeño, especializado casi en exclusiva en el conejo y cuyo papel ecológico es diferente y más focalizado. Esta convivencia histórica entre ambas especies, además, incluye episodios de hibridación documentados en periodos prehistóricos, un detalle que la comunidad científica vigila muy de cerca.
El último lince boreal de Cataluña fue abatido en 1930, un hecho que marcó el fin de la especie en la península. Desde entonces, los Pirineos han funcionado sin este gran felino, lo que complica cualquier previsión sobre qué ocurriría si regresase al territorio.
Plan piloto: liberaciones controladas
Las asociaciones promotoras plantean un modelo prudente: introducir ejemplares castrados para evitar la reproducción y estudiar de forma precisa su comportamiento. El objetivo sería comprobar si la especie puede adaptarse a las condiciones actuales del Pirineo y qué efectos genera sobre el entorno.
Este tipo de liberaciones controladas permitiría avanzar sin riesgos irreversibles, aunque el proyecto necesitaría el aval de la administración catalana y del Ministerio para la Transición Ecológica.
La recuperación de un superdepredador extinto desde hace casi un siglo plantea oportunidades para restaurar funciones naturales perdidas. Sin embargo, también obliga a actuar con máxima cautela. El riesgo de alterar las cadenas tróficas, generar conflictos con fauna protegida o incluso interferir en la recuperación del lince ibérico son factores que pesan en la balanza.
Los grandes depredarores condicionan la renegeración
El debate sobre el retorno del lince boreal se cruza con un hallazgo reciente liderado por la Universidad de Cádiz. Según este trabajo, la presencia de grandes depredadores condiciona procesos ambientales esenciales, incluida la regeneración de árboles frutales silvestres en ecosistemas mediterráneos.
El estudio confirma que cuando un gran carnívoro está presente, su influencia se extiende más allá de la fauna: altera el comportamiento de otros animales, la dispersión de semillas y, en consecuencia, los patrones de crecimiento vegetal. En otras palabras, un superdepredador desencadena cambios ecológicos profundos, incluso en procesos que a primera vista parecen desvinculados de él.
También te puede interesar
Regístrate para recibir este boletín quincenal que abundará en una idea de la que se habla poco: tener críos puede ser muy divertido.