Rufo malogró la faena de la tarde

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Los aceros jugaron en contra del toledano

Emilio de Justo le cortó una oreja al cuarto toro

El damnificado en el sorteo fue Andrés Roca Rey ’Bocinero’ y ‘Alabardero’, dos toros de bandera de Victoriano del Río

Haciendo la suerte con pureza, de esa forma consiguió Emilio de Justo refrendar la faena al muy bravo ‘Bocinero’.
Haciendo la suerte con pureza, de esa forma consiguió Emilio de Justo refrendar la faena al muy bravo ‘Bocinero’. / juanjo marín / efe

Ficha de la corrida

Plaza de toros de Las Ventas

GANADERÍA: Seis toros de Victoriano del Río, todos cinqueños. de trapío considerable y con dos grandes ejemplares, los lidiados en cuarto y sexto lugar.

TOREROS: Emilio de Justo, de nazareno y oro, silencio tras aviso y oreja. Andrés Roca Rey, de verde limón y oro, silencio tras aviso. Tomás Rufo, de verde oliva y oro, silencio y vuelta al ruedo.

CUADRILLAS: Saludó en sus dos toros Fernando Sánchez, también saludó Sergio Blasco y destacaron Antonio Chacón, Viruta, Paquito Algaba y El Algabeño. A caballo destacaron José Manuel Quinta y Espartaco.

INCIDENCIAS: Decimotercera corrida de la Feria de San Isidro, Se colgó el cartel de ‘no hay billetes’ en tarde soleada y ventosa.

GRABADO a fuego en lo más profundo del arcano la actuación de Saúl Jiménez Fortes el miércoles con los desabridos toros de Araúz de Robles entraba en escena ese tsunami llamado Andrés Roca Rey. Y lo hacía como acostumbra, colgando el no hay billetes en la taquilla y acompañado de dos toreros con gran predicamento en esta plaza, el extremeño Emilio de Justo y el talaverano Tomás Rufo. Cartel muy interesante aquí y que llegaba en compañía de ese runrún que siempre aliña un gran acontecimiento. Y para ese duelo a tres bandas, un hierro de tanto prestigio como el de Victoriano del Río, que llegaba bien despachado de trapío y con el aditamento de que todos, absolutamente todos, llegaban con el 0 en la paletilla, o sea que tenían los cinco años bien cumplidos y alguno muy cerquita de los seis añitos. Y como propina, el recuerdo del gran Frenoso, una máquina de embestir ante la muleta de Fernando Adrián el viernes de la pasada semana.

Y yendo a lo que importa, la cosa iba dejando en mal lugar los toros de Victoriano del Río hasta que en cuarto lugar surgió Bocinero, una mole de 614 kilos que no se cansó de embestir a la muleta de Emilio de Justo, pero es que en sexto salió de chiqueros una versión corregida y aumentada de nombre Alabardero y que le proporcionó a Tomás Rufo la gran ocasión de cuajar la mejor faena de cuantas ha realizado en Las Ventas.

Fueron los dos vértices de una corrida perjudicada por esas rachas de viento que suelen prodigarse en la plaza de Madrid. Y ordenando las ideas hemos de constatar que Emilio de Justo se encontró con un toro de nombre Encaminado que no le facilitó el diálogo al extremeño. Le cambió varias veces los terrenos, en parte para eludir el viento, pero aquello no prosperó y tampoco funcionaron los aceros. Luego en el cuarto, la cara de la moneda que Emilio aprovechó para sacar la última gota de bravura del gran Bocinero. Lo cuajó, Las Ventas rugió y tras un epílogo muy torero, el espadazo y una oreja para el diestro.

El otro agraciado en el sorteo fue Tomás Rufo, que estuvo muy por encima de Bisonte, un toro bronco al que recibió rodillas en tierra para una serie de redondos con especial mención a uno que fue un templadísimo circular que hizo bramar a la plaza. Muy mal con los aceros, pero lo que resultó una bendición fue el toro que cerró plaza. Con el llamado Alabardero, Tomás soñó el toreo con series de redondos y de naturales tan largas como intensas. Desgraciadamente, las armas toricidas no funcionaron y el rugido de Las Ventas fue difuminándose hasta quedar todo en la vuelta al ruedo.

No tuvo una pizca de suerte Andrés Roca Rey en su debut en este San Isidro. Ni con Impuesto ni con Amante, brindado a Isabel Díaz Ayuso, encontró el peruano la forma de dialogar. El primero recibió demasiados capotazos en varas y en banderillas y esa grillera que es frecuentemente Las Ventas le miraba con lupa la colocación y a pesar de lo mandona que es la muleta del peruano, aquello no funcionó. Y su segundo toro sufrió una lesión en el caballo que le dejó muy mermado. Tenía buena clase, pero ni siquiera dándole los muletazos de uno en uno pudo Andrés sacar partido. Y para colmo no estaba en la mejor tarde de su vida respecto al manejo de los aceros, por lo que su entrada en la feria no se acompañó de lucimiento alguno, aunque su misión, la de agotar las entradas, la cumplió una vez más. Y esta tarde, un cartel para la ilusión con toros artistas de Juan Pedro para dos sevillanos que lo bordan; otro no hay billetes.

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