Enrique Sánchez. Presentador de 'La báscula' y 'Cómetelo'

"Yo hablo con la cámara como si fuera mi madre o mi abuela"

  • El chef de moda de Canal Sur reniega de las audiencias y asegura que la espontaneidad es la clave del éxito. En su vida se decanta por la cocina tradicional.

Sevillano de nacimiento y malagueño de corazón, Enrique Sánchez cambió la facultad de Medicina por la cocina y, tras un largo camino de aprendizaje y trabajo, logró ser reconocido como uno de los cinco mejores cocineros españoles en Estados Unidos. Desde hace cinco años, sin embargo, cambió el reto de españolizar las mesas norteamericanas por el de divulgar a diario en su país la riqueza de la gastronomía andaluza. Con los programas Cómetelo y La Báscula, de Canal Sur TV, no puede decir que no se haya convertido en profeta en su tierra.

-Con Cómetelo lleva cinco años ya, y de La Báscula ésta es su tercera temporada. ¿Cuál cree que es el secreto para ser el cocinero de moda de la tele?

-No hay secreto. La base de todo, en ambos programas, es que no hay que perder la espontaneidad, la frescura, siempre soy yo mismo. Los focos no me deslumbran, y eso se transmite a través de la pantalla. En La Báscula me dejan saltarme el guión siempre que quiero, y en Cómetelo es que no tengo ni guión siquiera... (risas).

-Pero la audiencia le respalda, y además por partida doble. Eso, tal y como está la televisión, tiene que tener secreto.

-Yo no sé nada de audiencias, y no quiero saberlo además. Yo me pongo delante de la cámara como si me viera todo el mundo y a todos les guste. Entiendo que no es así, pero es fundamental pensar en positivo. Hablo con las cámaras como si fueran mi madre o mi abuela y ya está, no hay más.

-¿Se basa en algún otro famoso cocinero de la tele para hacer sus programas?

-Mire, el mejor consejo que me han dado nunca lo hizo un realizador de televisión cuando empecé en este mundo. Me dijo que fuera exactamente igual a como soy yo. No se puede estar actuando siempre y el espectador, al final, te acaba pillando. Pero, vamos, claro que me gustan lo que hacen en televisión cocineros como Karlos Arguiñano, por ejemplo. Pero no me fijo para ser como él, la verdad.

-Arguiñano es su competencia, además. Ambos tienen programas de cocina, aunque de diferente formato.

-Los cocineros somos muy de gremio, no nos vemos como competencia. A lo mejor sin él, si él no hubiera popularizado tanto la cocina en la tele, no sería yo cocinero ahora, ni tendría mis dos programas. Nunca se sabe. Lo importante es que tanto él como yo, como el resto de chefs que hacen tele, transmitamos valores que conduzcan a niños y mayores a buenos hábitos alimenticios. Y si, además, creamos vocaciones y salen más cocineros, ¡pues mejor!

-Sí porque lo cierto es que los programas de cocina están de moda. ¿Qué opinión le merecen otros formatos como Top Chef o Masterchef?

-Sí, todos son programas gastronómicos, con la cocina como base, pero muy diferentes a Cómetelo y a La Báscula. Cómetelo es un viaje gastronómico por Andalucía, por sus productos y sus recetas. La Báscula es un programa para modificar las costumbres de alimentación que sean incorrectas. Pero, bueno, esto es como con los niños; todos creemos que el nuestro es el más guapo (risas).

- Hablando de La Báscula, en Estados Unidos ya había programas para lograr que la gente adelgazara. ¿Se fijaron en alguno de ellos en especial?

-No, tampoco es lo mismo. Cuando me propusieron el programa lo primero que me dijeron es que la meta no era que los concursantes perdieran kilos, sino que cambiaran la forma de comer y qué comían. No gana el que más peso pierda, sino el que mejor lo pierda. Se trata de un cambio de vida, para mejor claro. La salud es la base de todo; proponemos un equilibrio entre salud, entretenimiento y alimentación.

-¿Cómo llega un cocinero de éxito en EEUU a presentar dos programas de televisión?, ¿le atraía la comunicación?

-No exactamente. Llegué a esto por pura casualidad. Fue estar en el sitio correcto, en el momento correcto. Yo era profesor de una escuela de hostelería y acompañé a unos alumnos a un cásting. Una vez allí me propusieron hacerlo, y lo hice. Entré allí tal cual, sin nervios ni nada. Creo que por eso me cogieron (risas)... y hasta hoy.

-Pero ¿nunca pensó dedicarse a esto de la televisión?

-Noo, la verdad. Las clases que daba como profesor eran bastante largas, eso sí (risas). Ahí aprendí que había que ser ameno, introducir anécdotas y contarles cosas para que los alumnos no se me durmieran. A raíz de esto quizás aprendí a hacer un programa de más de cinco horas de duración, ja, ja, ja.

-También tiene tres libros de receta y un cuarto en proyecto. Los cocineros de la tele también están de moda.

-Sí, sí, vivimos un momento dulce. Pero los espectadores, que son muy fieles a Cómetelo, me pedían los libros. Por eso los he publicado. No sólo incluyen recetas sino también hablan de la gastronomía andaluza.

-¿Cocina andaluza tradicional o alta cocina de autor?, ¿por cuál se inclina más?

-No creo que ninguna deba estar por encima de la otra. Son diferentes formas de interpretar la gastronomía. Personalmente, hablando como cocinero, tengo la opinión de que la cocina tradicional es la base, son los cimientos. Pero el libro de gustos está en blanco.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios