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José María González 'Kichi' | Alcalde de Cádiz

"Necesitamos una industria que dote de contenido al puente"

  • "Aún no hemos recepcionado la obra porque no se encuentra finalizada. Existen desperfectos que hemos puesto en conocimiento de la empresa y de Fomento”

  • "Necesitamos urgentemente que se ponga en funcionamiento la plataforma para el transporte público y el tranvía"

José María González 'Kichi', en una entrevista realizada con este periódico.

José María González 'Kichi', en una entrevista realizada con este periódico. / Julio González

José María González ‘Kichi’ fue el alcalde que vio inaugurar el segundo puente cuando apenas llevaba dos meses y medio al frente de la ciudad.

–¿En qué medida cree que el segundo puente es beneficioso para la ciudad?

–Una infraestructura de esa magnitud es siempre bien acogida. De hecho, es evidente que es beneficiosa en cuanto a la intercomunicación con los municipios hermanos de la Bahía. El problema es que esta infraestructura y esta inversión vinieron acompañadas de un sobrecoste que todavía sigue arrastrando Cádiz. Un coste que pasó de los 288 estipulado a los 510 millones de euros que le ha privado de cualquier otra inversión a la ciudad desde el Gobierno Central, pese a lo mucho que queda por hacer. Además de poner en evidencia la necesidad de cuidar cada euro de dinero público, cabe preguntarse cuánta inversión se hubiese podido hacer en Cádiz con ese dinero, atajando los problemas reales de los gaditanos y gaditanas y planteando un proyecto de movilidad sostenible. Cuánta inversión bien pensada al margen de las ansias megalómanas de un Equipo de Gobierno y un Gobierno Central que estaba más preocupado de la calculadora electoral, que de las verdaderas necesidades de nuestra ciudad.

–¿Cuál es la tarea municipal que queda para que la obra esté al completo?

–Aún no hemos recepcionado la obra porque no se encuentra finalizada. Existen numerosos desperfectos que hemos puesto en conocimiento de la empresa y el Ministerio. Queda por hacer todavía desde el Gobierno Central. El mal estado que presentan las rotondas aledañas es precisamente uno de los motivos por el que todavía no hemos querido recepcionar la obra al Ministerio de Fomento hasta que cumpla sus tareas. Es una imagen que la ciudad no puede permitirse, por eso continuamente exigimos que terminen sus tareas, para que los jardines luzcan verdes y no quemados por el sol y la falta de riego y que subsanen los desperfectos. Por nuestra parte, ya estamos afrontando y desarrollando los trabajos de la Avenida Transversal.

–¿Considera que el puente está cumpliendo con los objetivos para los que se creó?

–La supuesta necesidad del segundo puente nacía de las colas interminables del Puente Carranza. Unas colas que no están ahora mismo. Y no están, por desgracia, no porque el nuevo puente haya descongestionado el tráfico, sino porque ya no existe Delphi, ni Altadis, ni Gadir Solar ni una carga de trabajo estable, digna y permanente en los Astilleros. Y esto es responsabilidad de la Junta y del Gobierno. Ahora tenemos segundo puente, pero, ¿tenemos Bahía? Necesitamos un Plan de reindustrialización para la Bahía que dote de contenido al segundo puente.

–¿Cree que debería estar funcionando la plataforma para el transporte público y que en el futuro pueda ir allí el tranvía?

–Es una exigencia. Necesitamos urgentemente que se ponga en funcionamiento la plataforma para el transporte público y el tranvía. Y necesitamos también que se habilite un carril bici. Un puente que ha nacido con un sobrecoste de más de 500 millones de euros no puede nacer obsoleto. Aspiramos a un sistema de movilidad sostenible y pese a los numerosos avances que hemos dado en la ciudad, aún no existe una vía habilitada para ir hasta el Río San Pedro en bicicleta. Ni existe un sistema de transporte público digno y eficiente para los vecinos y vecinas de la Bahía así como el colectivo universitario que se traslada al campus de Puerto Real. Necesitamos que el Puente de la Constitución de 1812 se adapte a las demandas actuales, que pasan por combatir precisamente el cambio climático y apostar por sistemas de movilidad sostenibles.

–¿Qué recuerda del día de la inauguración?

–Bueno, recuerdo sobre todo que pese a que el Gobierno de Rajoy y Teófila Martínez intentaran que aquel día se inaugurara el puente del PP, los gaditanos y gaditanas les recordamos que aquella obra era de los vecinos y vecinas de Cádiz, de Puerto Real y de toda la Bahía y la provincia. La invitación nos llegó tanto a mí como a mi compañero Antonio Romero, alcalde de Puerto Real por entonces, apenas tres días antes.Nosotros intentamos explicar que el Puente de la Constitución de 1812 no es el puente del PP, es el puente del brutal esfuerzo de la ciudadanía en un tiempo de crisis. A mí aquello me cogió muy nuevo, no estaba acostumbrado aún a esa deslealtad institucional porque sigo pensando, como pensaba entonces, que primero era necesario militar en Cádiz y en el interés común, no en el partidista.

–¿Piensa que el puente podría ser una de las imágenes de la ciudad al igual que el Golden Gate, por ejemplo, lo es de San Francisco?

–De hecho, creo que ya se ha convertido en una de las imágenes de la ciudad, una imagen que podemos dislumbrar desde cualquier punto de la Bahía y que le ha dado una nueva forma a la silueta y el skyline de Cádiz. Es indudable. Además, los gaditanos y las gaditanas lo han hecho suyo. Por cierto, ya que lo compara con el de San Francisco, el Golden Gate es la única salida por el norte de la ciudad de San Francisco. Se construyó en los años 30 y lo separa 76 metros del agua. La barandilla mide en torno al metro de alto y por allí transcurre una vía ciclista que recorre el puente de extremo a extremo, separada del tráfico motorizado y de los peatones, que también pueden cruzar el puente. El viento es fuerte, muy fuerte, pero nunca ha sido un impedimento para transitarlo en bici o a pie. Lo digo porque el puente de la Constitución es la única salida por el norte. Se eleva lo mismo que el de San Francisco, es 4 metros más ancho, tiene una pantalla de varios metros más alto que protege de los vientos, une núcleos urbanos separados apenas por 4 kilómetros, tiene un campus universitario a cada lado y mantiene dos de sus seis carriles cerrados al tráfico, sin uso ninguno y con el paso de peatones y ciclistas prohibido desde que se inauguró. Quizás sea el momento de plantearnos estas realidades antes de hablar de inviabilidad en esta época de los sobrecostes.

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