Prórrogas al estado de alarma en España contra el coronavirus

¿Cuándo y cómo acabará el confinamiento? Lo que (de momento) se sabe del fin de la cuarentena

Turistas recorren con mascarilla, junto a la catedral de Sevilla.

Turistas recorren con mascarilla, junto a la catedral de Sevilla. / EFE

Volver la normalidad. Tras casi un mes de encierro, el final de la cuarentena es una incógnita que todos los españoles quieren despejar. Las consecuencias económicas, sociales y personales que implica el estar aislados preocupan inevitablemente a los ciudadanos y las informaciones que llegan al respecto no ayudan.

En los últimos días, el equipo del presidente, Pedro Sánchez, ha titubeado sobre la fecha en la que empezarán a relajarse las políticas de contención del coronavirus. María Jesús Montero, ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, afirmaba con rotundidad que desde "el 26 de abril los ciudadanos podrán ir recuperando su vida normal". Con una postura mucho más comedida, el responsable de Sanidad, Salvador Illa, evitó poner fecha a lo que los técnicos llaman "desescalada".

Illa argumenta que ésta es una "crisis dinámica" provocada por una enfermedad de la que aún "se desconocen muchos elementos", lo que dificulta saber cómo evolucionará. En la misma línea, José Luis Ábalos, titular de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, advertía de que "el fin del estado de alarma no significa la vuelta a la normalidad". Asimismo, el propio Sánchez reconocía este jueves en el Congreso que "nuestra forma de vida no cambiará hasta que se descubra la vacuna" y, además, deja en manos de los científicos la decisión sobre el fin del estado de alarma; avanzando, incluso, que muy probablemente el 26 de abril se pida un segundo aplazamiento de otros 15 días. Lo que queda claro es que en la progresión está la clave para revertir el encierro y habrá hábitos que no se podrán abandonar.

Impacto de medidas sanitarias en la evolución Impacto de medidas sanitarias en la evolución

Impacto de medidas sanitarias en la evolución / Ep / The Lancet

La ministra Laya en la BBC

Las pistas más claras sobre cómo será esa vida fuera de los muros de cada casa las arrojó Arantxa González Laya en el programa Newsnight de la televisión británica BBC2. La ministra de Exteriores avanzó tres de los puntos contemplados en el plan de Sánchez para después del estado de alarma: el "uso masivo de mascarillas y desinfectantes", "hacer test" que ayuden a conocer los casos asintomáticos que están diseminando el virus inconscientemente y ayudarse de la tecnología para "trazar mejor, empoderar a los ciudadanos y ser responsables en el manejo del virus o en su inmunidad".

¿A qué tipo de tecnología se refiere? La app de autodiagnóstico del Ejecutivo y sus prestaciones de geolocalización podría estar detrás de esta medida. Según Laya, para revertir la situación de confinamiento de manera escalonada es imprescindible "saber dónde están los ciudadanos". Esto puede sonar contrario a la ley de protección de datos, no obstante, las normas europeas permiten a las autoridades públicas tratar datos personales sin consentimiento si se hace con un interés público superior, en este caso, salvaguardar la salud pública del país.

Verificar cuántas personas han pasado la enfermedad y cuántas aún no se han contagiado y, por lo tanto, no están inmunizados también es esencial. Así, "el grado de conocimiento que tengas del estado de tus ciudadanos" determinará "el grado de apertura" de la cuarentena, indica la jefa de la diplomacia española.

Para cumplir con estas tres premisas, aún está en el aire garantizar el abastecimiento de mascarillas, geles hidroalcohólicos y tests de detección, precoz o no, del covid-19 que traen de cabeza a los  profesionales sanitarios, epidemiólogos y políticos que trabajan en la lucha contra esta virulenta enfermedad.

Si se actuase como en China...

Si los expertos españoles siguen los pasos de China y extienden el aislamiento a 76 días, tal y como ocurrió en Wuhan, epicentro de la pandemia, los españoles no podrán abandonar sus hogares hasta el 29 de mayo.

A partir de ahí, las precauciones se suavizarían pero seguiría existiendo la necesidad de certificar la buena salud con un pasaporte de inmunidad que permitiera transitar por el país. Las empresas volverían a albergar trabajadores y las aulas, estudiantes. Lo de los eventos públicos vendría algo después pero el movimiento en las calles y las aglomeraciones controladas no garantizan la contención del virus.

¿Una segunda oleada?

Un estudio de la Universidad de Hong Kong, validado por la publicación científica The Lancet, advierte de que destensar la cuerda del aislamiento demasiado pronto podría desencadenar una segunda oleada de contagios.

La investigación, encabezada por el profesor Gabriel M. Leung, se basa en la evolución de la propagación del SARS-COV-2 en China continental donde, tras la implantación de la cuarentena, la reproducción del virus se mantuvo por debajo del límite que establecía un nuevo contagio por cada enfermo diagnosticado.

El estudio alerta de que la laxitud de las medidas inmediatamente después del levantamiento del confinamiento podía dificultar el mantener a raya las cifras de contagio conseguidas durante el aislamiento y disparar el número de nuevos positivos.

Las conclusiones de este trabajo coinciden con la estrategia de Pedro Sánchez en que sólo el descubrimiento de un suero u otro tratamiento efectivo contra el coronavirus, disponible para todos, permitiría eliminar las políticas de control. Mientras tanto, el objetivo seguiría siendo "mantener el equilibrio entre reactivar la economía y evitar que la ratio de reproducción del virus supere el uno".

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