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Semana Santa

44 años después

  • Históricos cofrades y hermanos de La Borriquita recordaron aquella época en la que la hermandad salía de San José

  • Afrontan con ilusión el regreso, aunque sin olvidar los buenos años pasados en El Carmen

Hace 44 años, un mes y dos días. La hermandad de la Borriquita salía por última vez de la iglesia de San José, desde donde había procesionado por primera vez el 25 de marzo de 1945. Ayer volvía sus orígenes entre añoranzas. Las de muchos hermanos que se encontraban en el templo recordando aquella época que se prolongó hasta 1973, año de la última salida desde esta parroquia de extramuros. Se echaba de menos a la Iglesia del Carmen. ¿Cómo no iban a echarla de menos si desde allí habían procesionado de 1976 a 2017? Pero no era día de lamentos. El sol había nacido espléndido y ni el fuerte viento, que obligó a un cambio de itinerario a la salida, pudo con la ilusión del reto, enorme, de llevar a los Titulares hasta el centro y regresar. Muchas ganas de cofradías en la zona. Espectacular gentío el que esperaba la salida tanto en avenida Ana de Viya como en Poeta Nieto.

Dentro, José Cía, veterano de Borriquita, se mostraba "nervioso" . "Dicen que cuando llene la marea será peor y después bajará en intensidad". Se refería al viento. No se hablaba de otra cosa en la sede canónica. Manuel Pinteño, 44 años de hermano le contemplan, reconocía que "nunca" pensó "que íbamos a volver aquí" mientras se afanaba en quitar las cartelas del misterio para que pudiese salir el paso. Por allí esperaban los Cintado, familia de las de siempre de esta cofradía con algunos miembros bautizados como Jesús de la Paz. Ahí es nada. Paco Cintado explicaba que empezó a salir, entonces desde San José, con dos o tres años con su padre de la mano. "Lo recuerdo perfectamente. Y pasar por el arco de las Puertas de Tierra", evocaba. "Luego mi madre no me dejaba volver a San José tan lejos y tan tarde y me quedaba en las sillas que mi familia cogía en la calle Ancha, al lado de Galerías Preciados", apuntaba. Sus sobrinos salen de penitente y su hermano Jesús, cargando. Paco sale con hábito junto a su hijo. "Mi padre, Pepe, fue de los fundadores", quiso recordar. A sus 50 años "no pensaba que volveríamos aquí. A mí me gusta más el casco antiguo, no termino de ver la salida desde Puerta Tierra. Sobre todo por tantos niños pequeños como lleva la cofradía. Es complicado".

La cofradía ha concedido el premio Emilio L. Bartús al párroco de San JoséUn espectacular gentío esperaba la salida de la hermandad en las afueras del templo

Día de emociones contenidas para Manolo Fernández Jaldón. Fue hermano mayor entre 1984 y 2000. Ayer procesionaba en la presidencia del paso de Cristo, con vara y de traje chaqueta. "Tengo nueve nietos y hoy procesionan siete. Es un orgullo como abuelo", aseguraba. En su mente se precipitaban los recuerdos. "Muchas veces salí de aquí, de San José. No tenía ni 30 años. Ahora el día 13 voy a cumplir 76. Jamás imaginé que iba a volver a esta iglesia". Fernández Jaldón apostillaba que el padre Salvador Rivera, párroco de San José, "ha hecho mucho porque volviésemos". Eso sí, el ilustre hermano de La Paz no dejaba en el olvido al templo de la Alameda de Cádiz. Tal ha sido la incidencia de Rivera en la marcha de Borriquita a San José que su hospitalidad, "y su lucha incansable en amparar a la Cofradía en su parroquia en los momentos de incertidumbre el pasado año", han sido premiadas por la cofradía con el premio Emilio L. Bartús.

"Voy a echar de menos El Carmen, allí estábamos como en casa, para eso somos hermandad carmelita. Recuerdo especialmente al padre José Luis Zurita, que nos llevó allí", concluía Fernández Jaldón antes de sentenciar que "el viento nos puede estropear la salida, pero la ilusión lo supera todo".

En los últimos momentos, el hermano mayor de Borriquita, Ignacio Ortiz, que antes había departido con el alcalde, José María González, en su visita al templo, conversaba con el capataz del misterio, Jesús Peña, sobre los lugares donde se podía parar el paso evitando zonas de mucho viento. Antes de vestirse con el hábito penitente reconocía la "inquietud" por la novedad de la salida, acrecentada por el desagradable viento reinante. Ortiz contaba que en una reunión mantenida el sábado con las demás cofradías del Domingo de Ramos, y ante la previsión de fuerte levante, fue la hermandad del Despojado quien propuso cambiar el itinerario de salida evitando los espacios abiertos. "A efectos de tráfico era más operativo que ambas desfilásemos por el mismo sitio. Era lo más sensato y dimos nuestra aprobación", relató. Y dejó claro que "el viento casi nunca se tiene en cuenta" entre los enemigos meterológicos de la Semana Santa, "pero a veces es más peligroso que la lluvia". Justo antes de la salida se dirigía a los hermanos para pedir "compromiso y decoro", avisando del cambio de itinerario a causa del viento.

Daban las 13.30 horas y había comenzado el gran reto de la Semana Santa de Cádiz 2017. La cruz de guía se plantaba en la calle. El paso de misterio, sin las cartelas al no caber por la puerta más cercana a la iglesia, era ultimado antes de llegar a la puerta principal. El pregonero, Juan Mera, daba la primera levantá. San José redoblaba sus campanas antes de que la Agrupación Musical Polillas acompañara al paso en sus primeros andares con la marcha 'Jesús de la Paz'. Luego fue el turno de la Virgen del Amparo, cuyo palio iba dirigido por los hermanos Martín, Tomás y Francisco, como capataces, con el acompañamiento musical de la Banda de Música de la Soledad de Cantillana, que tocaba en primera instancia la marcha 'Paz y Amparo'.

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