El último 'maestro' del siglo XX

Manuel Abollado, compositor de diversas marchas procesionales, recibirá esta noche un homenaje · "Que Cádiz no tenga una banda municipal es incongruente", afirma

Manuel Abollado, charlando sobre su música procesional.
Manuel Abollado, charlando sobre su música procesional.
Pablo-Manuel Durio / Cádiz

14 de abril 2011 - 01:00

Manuel Abollado Moreno es el último exponente de esa generación de músicos que brillaron en la capital gaditana y que legaron un importante patrimonio musical con marchas que hoy son todo un himno de la Semana Santa. José Cubiles, Eduardo Escobar, Antonio Escobar, Salvador Guerrero... todos ellos se marcharon. Pero el último de estos grandes maestros de la música procesional gaditana, Manuel Abollado, sigue hoy disfrutando de las partituras que en su día dedicó a Cádiz y a los cofrades, que esta noche le tributarán un merecido homenaje en reconocimiento a su aportación a la Semana Santa con un concierto en San Lorenzo donde se interpretará una de sus marchas.

En el haber de Abollado se encuentran las marchas La Soledad de Puerto Real, Ecce Mater Tua, de 1973; Jesús de Nazaret, de 1980; Cristo del Calvario, en 1982; Seguidilla Sacra, en el año 1991; Cristo del Perdón, de 1997; Santa Madre del Amparo, en el 98; Jesús en su Prendimiento, de ese mismo año, para cuya cofradía también ha compuesto la Marcha triunfal del Beato Diego y el Himno Eucarístico del Beato Diego ; Madre Estrella, en 1999; Lágrimas Santas de Piedad, en 2001; y María Santísima de las Angustias, su última marcha, que data del año 2008. "Tiene que tener más marchas", apostilla su hijo Manuel, que está intentando recopilar la obra de Abollado. Pero al margen de esto, una de las cosas que más popularidad le han dado a este músico es la adaptación a marcha de Piedad a raíz de un guión para piano que le entregara Bernardo Periñán en 1998.

"Las marchas hay quien las hace de oído y hay quien las hace de línea. Pero las marchas hay que saberlas hacer", comenta sobre su producción este músico, que día a día, al filo de cumplir 90 años, sigue ensayando en su piano. "Un músico debe estudiar la composición. Todos tenemos una inspiración, pero para componer con valor hay que estudiar", subraya.

Su trayectoria como músico y militar le llevó por distintos destinos en España, hasta recalar en Cádiz, y le ha hecho conocer a diferentes músicos conocidos y también a vivir diferentes etapas que han estado vinculadas a la Semana Santa. Así, de joven formó parte de la banda de música que entonces había en Salesianos; aprendiendo a tocar la flauta conoció a Eduardo Escobar, fue muy amigo de su sobrino Antonio -"Antoñito le decíamos, que era muy amigo mío", recuerda-; dirigió la banda de antiguos alumnos de Salesianos. Y también ha luchado en varias ocasiones por que la ciudad cuente con una banda municipal. De hecho, hoy en día sigue apostando por ello. "Lo más feo que veo es que siendo Cádiz la cuna de Falla, no tenga una banda municipal. Es incongruente. Una verdadera lástima", comenta.

De las marchas que ha realizado su preferida es Seguidilla Sacra, "donde meto unos toques de seguidilla en la marcha, porque soy andaluz, y eso gustó mucho". Y de otros autores de composiciones cofradieras destaca a Mariano Sanmiguel o a Emilio Cebrián. "Hay mejores compositores que Manuel Abollado", sonríe sentado en la cafetería a la que suele acudir cada tarde.

Este músico ha compuesto las marchas procesionales, y el resto de su producción musical, por pura devoción. "Su distracción es componer, se ha dedicado a esto toda la vida de Dios", comenta su hijo. Abollado, el de Piedad. El de la Seguidilla Sacra. El último maestro del siglo XX que hoy recibirá el homenaje de los cofrades por el legado que ha ido dejando a la Semana Santa gaditana.

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