Diario Cofrade

La previa de la Semana Santa de Cádiz 2023. Una más… y una menos

  • Empieza una nueva Semana Santa que ha ganado una procesión de vísperas, la del Nazareno de la Obediencia el Sábado de Pasión, pero que pierde una cofradía, la del Huerto

Un operario dispone las sillas en los palcos de la plaza de San Juan de Dios para este Domingo de Ramos.

Un operario dispone las sillas en los palcos de la plaza de San Juan de Dios para este Domingo de Ramos. / Ramón Luis Núñez

Domingo de Ramos. El alfa asoma este mediodía por la Avenida principal, por la zona de los Chinchorros, por el barrio de San José. La Semana Santa cuya cuenta atrás se mide en el tiempo desde el Domingo de Resurrección del año anterior ha llegado en plena explosión primaveral, con temperaturas casi veraniega, y con la ciudad totalmente entregada ya a las procesiones que se iniciaron el Viernes de Dolores y que llenaran Cádiz durante los próximos ocho días.

Hoy comienza una Semana Santa más, pero que no será en nada igual a las anteriores, ni tampoco a las futuras. Varias son las circunstancias que marcarán las estaciones de penitencia este año 2023. En clave positiva, por encima de las demás está la salida que protagonizó ayer el Nazareno de la Obediencia, el titular de la cofradía de la Merced que por ahora se ha incorporado a las vísperas para dar el salto a alguna de las jornadas de la Semana Santa posiblemente en 2025. Una nueva cofradía que hace seguir creciendo la Semana Santa, algo que la ciudad no experimentaba desde la llegada del Despojado en 2009.

Pero en el lado radicalmente contrario, la Semana Santa de 2023 quedará marcada de manera irrefutable por la ausencia en las calles de la hermandad del Huerto, debido a la intervención por parte de una autoridad eclesiástica que en julio del pasado año cesó a toda la junta de gobierno y que en estos ocho meses no ha sido capaz de encontrar una solución que permita a la cofradía de San Severiano cumplir con su objetivo de dar culto (externo e interno) a sus titulares. Un problema que parece de imposible solución en la parroquia de Bahía Blanca; de ahí que se ande buscando ya una nueva sede canónica para esta cofradía que marcará la gran ausencia de estos días.

Con estas cofradías de más y de menos como grandes protagonistas de la Semana Santa, varias son las novedades destacadas que marcarán estos días. Cádiz acogerá desde hoy las primeras procesiones bajo la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional; un reconocimiento estatal que entre otras cuestiones ha servido ya para que el Ayuntamiento incremente su colaboración económica con la Semana Santa y que debe traducirse en una mayor apuesta de las administraciones e instituciones, así como una mayor repercusión y seguimiento tanto dentro de la ciudad como fuera de ella. No en vano, el Domingo de Ramos coincide con el inicio de la temporada de playas, algo que puede suponer un enorme atractivo para el turismo (aunque este aspecto no deba preocupar ni ocupar a las cofradías).

También será 2023 el año del regreso del Viernes Santo a la Castrense, desde donde procesionará una cofradía que ha experimentado un notable avance en apenas doce meses. De salir de manera provisional desde Santa María a volver a hacerlo desde su sede canónica, completamente rehabilitada; y a hacerlo además con un nuevo palio cuya bambalina frontal luce bordada, gracias al nuevo diseño utilizando los antiguos bordados que ha realizado el gaditano Juan Carlos Romero, que mejora considerablemente el culto como lo ha hecho hace unos días la instalación del nuevo retablo para los titulares.

Será año de pequeños cambios en carrera oficial (como la permuta entre Cena y Despojado en la tercera posición el Domingo de Ramos y de Sentencia y Aguas en la primera del Miércoles Santo), que asoman como antesala de los notables cambios que sí se esperan para 2024 (empezando por un nuevo itinerario que termine en el Palillero y no en mitad de Novena y con una tribuna de autoridades delante del Ayuntamiento en San Juan de Dios; y siguiendo con el aumento de la nómina de la Madrugada del Viernes Santo con el regreso ya aprobado por los hermanos de Medinaceli).

Cambios que se unen a una organización que ha estado cargada de controversia por las decisiones que se han ido tomando. Empezando por la no apertura de la Catedral ayer para que la Merced hiciera estación en esa primera salida procesional; un portazo en toda regla del Cabildo que justifica en la jornada de víspera (la Semana Santa empieza hoy) y en la tardía propuesta trasladada por la cofradía (que ciertamente ha organizado con excesivo poco margen de tiempo esta primera procesión que los hermanos aprobaron a principios de este mismo año). Siguiendo con el Cabildo, también ha generado todo tipo de comentarios la revisión del protocolo a seguir en caso de que las cofradías se refugien en la Catedral por cualquier incidencia; un escenario para el que el documento aprobado por el Consejo y los canónigos sólo contempla que se queden en la Catedral una o dos hermandades. E igualmente ha levantado bastante polémica la prohibición de que se tiren petaladas a los pasos durante la carrera oficial; algo que al menos ocurría cada año en una cofradía (el Amor) y un momento puntual (el paso de la Virgen de la Esperanza por el final de la calle Pelota entrando en la plaza de la Catedral).

Estas controvertidas decisiones han dejado posiblemente en un segundo plano otra realidad de lo que hoy comienza: la de 2023 será una Semana Santa todavía más inclusiva, dando pasos tanto el Consejo como las hermandades en ese interés de llegar al mayor número de público posible. En esta línea, hay que reseñar el incremento de los palcos reservados para personas con movilidad reducida (que ya pueden presenciar las cofradías en San Juan de Dios, Catedral o Palillero), así como la llamativa apuesta por las cofradías del Perdón y de Siete Palabras de realizar una parte del recorrido sin acompañamiento musical ni ruido alguno (horquillas incluido, en el caso de la cofradía de la Madrugada) para favorecer que en ese tramo contemplen la hermandad personas a las que les afecte el ruido -como por ejemplo aquellos que padecen un trastorno del espectro autista-.

Con estas novedades y particularidades que a priori marcarán la crónica de la Semana Santa de este año, y con el cuerpo y las sensaciones ya rodados con las dos jornadas de vísperas protagonizadas por Servitas y la Merced, la ciudad acoge desde hoy el culto externo de las cofradías de penitencia. Ocho días seguidos de procesiones por delante, los que van del Domingo de Ramos al de Resurrección; 29 hermandades en la calle, 51 pasos procesionales y un sinfín de momentos, emociones y recuerdos que están por llegar.

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