La Tribuna Cofrade

Tambores destemplados en el Prendimiento

  • La Semana Santa de 2023 se fue en un suspiro y habrá que esperar 343 días para un nuevo Domingo de Ramos

  • El Corpus se debate entre dos itinerarios al no poder pasar por Candelaria

La bandera del Prendimiento con crespón negro cuelga del balcón de la capilla del Beato Diego.

La bandera del Prendimiento con crespón negro cuelga del balcón de la capilla del Beato Diego.

Hoy no quiero corneterío tras el manto blanco. No le caben mecidos al palio turquesa. La Virgen del Patrocinio se viene hoy a la mente perdiéndose Bendición de Dios arriba hacia la Alameda del Cielo con la marcha más sobria posible y tambor destemplado. Que le toquen Margot, Virgen del Valle o Cristo de la Sangre de Cebrián. No le cabe otra cosa. Hoy suenan a duelo las campanas del Beato, y en la pequeña capilla pesa como una losa un inmenso vacío porque ya no lo volveremos a ver por allí, ya no estará en la puerta para saludar protocolariamente y amablemente como siempre hacía, ya no disfrutaremos de su amable sonrisa, de su exquisita educación y de sus discretas opiniones en la siempre agradable tertulia anterior o posterior a unos cultos. El Mentidero de luto y las cofradías en shock porque si las pérdidas siempre son tristes, éstas se clavan como un puñal en el pecho de una Dolorosa. Patrocinio llora estos días más que nunca, como llora el Prendimiento, enmudece Medea y entristecen los cofrades. Queda el alivio de que él esperó hasta que los titulares regresaran a su casa para marcharse, queda la esperanza de que fue una oración a la Virgen del Patrocinio, una súplica ante Ella, la que obró el final; queda el rosario negro pendiendo de la mano izquierda de la Dolorosa, un crespón en la bandera que cubrió su ataúd y una insignia en el pecho del Carmen símbolo de su recuerdo y de las oraciones por su alma. Hoy no caben mecidos, cornetas y flores de cera. Hoy, en plena Pascua de Resurrección, nos despedimos de Juan Luis a los sones de una marcha sobria, como si viéramos a Patrocinio alejarse por Bendición de Dios arriba. Que descanse en paz otro gran cofrade que nos deja un poco más huérfanos.

La Semana Santa

Generalmente positiva, muy positiva, puede despedirse la Semana Santa que tan rápidamente ha pasado ante los ojos de la ciudad. La ausencia de incidentes junto al buen tiempo ha redondeado un regreso a la normalidad soñado, si no fuera por la cicatriz bien visible y presente del Huerto. Tienen las hermandades, y el Consejo, material de sobra para analizar y seguir proyectando las mejoras cada vez más evidentes en el culto público que los cofrades realizan en Cádiz desde el Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección. Ahora hay que esperar que este tiempo se aproveche y todo lo que se ha visto mejorable en estos días sea materia de estudio y decisiones, sin ombliguismos ni miradas a otro lado. Y partiendo de la felicitación generalizada a todos los que han hecho posible esta Semana Santa de 2023.

Lo mejor

Dentro de todo lo vivido, hay cuestiones que se pueden destacar especialmente. Entre lo mejor que se ha visto este año, la cofradía de Sanidad pidiendo la venia al inicio de la carrera oficial (¿no deberían hacerlo todas las hermandades, para que el Consejo confirme que pueden transitar por este recorrido común y hacer su estación en la Catedral?); la nueva disposición de los misterios de Borriquita y Cigarreras, con los respectivos cristos ganando protagonismo; el aumento generalizado de capirotes; el dispositivo de limpieza, especialmente en lo concerniente a la cera en la carrera oficial, que apenas se ha notado; la salida de Borriquita, que este año sí ha completado con dignidad el recorrido; el alcalde con corbata negra el Viernes Santo (muy por encima en cuestión de vestimenta y respeto de muchos hermanos mayores, miembros de junta y cofrades en general); los andares y el buen hacer del Despojado; la ausencia de problemas de carga, que deja en anécdota los problemas del año pasado (que los hubo, aunque ahora parezca que no nos acordamos); la presencia en Cádiz, un año más, del presidente de la Junta de Andalucía; el cumplimiento generalizado de horarios (salvo el Lunes Santo).

Lo peor

También deja la Semana Santa cosas no tan positivas o que requieren una revisión. Ni un solo gesto con la ausencia del Huerto (qué poca fuerza tienen, y reivindican, las cofradías de Cádiz que han vuelto a mostrarse absolutamente indolentes con una situación tan sangrante); el habla de algunos capataces, excesivamente centrados en las horquillas y su fuerza; la vestimenta de hermanos mayores, miembros de junta y cofrades destacados de la ciudad, especialmente sangrante en los días grandes; demasiado calzado deportivo bajo las túnicas, incluido entre los responsables de tramos, las presidencias o los capataces; hasta la Fe de Afligidos iba en tenis; la falta de protocolo del concejal Óscar Torres en el Santo Entierro; los mecidos y pasos atrás en pasos de marcado estilo sobrio (hay que saber diferenciar entre los distintos tipos de cofradías); los fiscales del Lunes Santo, que superó la hora y media de retraso; la mano del cargador apareciendo entre el respiradero y el canasto del paso de la Obediencia; el taponamiento de los cruces de calles con sillitas y carros y la hostilidad del personal a la hora de dejar paso a quien tiene que ir de un sitio a otro (cuestión que quizás necesitaría abordar el Ayuntamiento).

Dudas

También hay lugar a la incertidumbre en algunas estampas que deja la Semana Santa. Por ejemplo respecto al acompañamiento musical del Caminito (que, eso sí, debería llevar una banda de música completa o volver a la música de capilla, pero no esa ambigüedad del quinteto de metales) o al apagado del alumbrado público a la cofradía de Descendimiento, especialmente afectado este año que el viento no permitía encender cirios.

EL DETALLE. La nostalgia cabe en un camión

El paso de La Cena, camino del almacén en lo alto de un camión. El paso de La Cena, camino del almacén en lo alto de un camión.

El paso de La Cena, camino del almacén en lo alto de un camión.

Pocas cosas hay tan nostálgicas como un paso en lo alto de un camión camino del almacén en los día de Pascua. La Semana Santa ya no tiene ningún rastro visible en las iglesias, las imágenes han vuelto a sus retablos habituales, la ciudad desmonta los palcos y rampas y los gaditanos devuelven las túnicas. El escenario creado para los diez días mágicos que acabamos de vivir se desvanece como un cirio encendido que se consume de manera irremediablemente. Queda el recuerdo de lo visto, oído, vivido y sentido; eso, y los múltiples vídeos y fotos que se han convertido en el mejor antídoto contra la nostalgia en estos tiempos en que la vida pasa a través de la pantalla de un móvil y un ordenador. Ah! Y una nueva cuenta atrás que ya marca 343 días para el próximo Domingo de Ramos.

Horeca

Cuanto menos llamativo que el sector de la hostelería plantee tener voz en el diseño de los recorridos de las hermandades, con el único objetivo de que se mantengan las terrazas por encima de las procesiones. Llegan a plantear que las cofradías discurran por la Cuesta de las Calesas y la Avenida del Puerto para no ‘molestar’ a los hosteleros de Plocia. El sector no colabora prácticamente en nada con la Semana Santa, ha cerrado la puerta al Consejo de Hermandades, y obtiene pingües beneficios gracias a las salidas de hermandades. Todo a favor, pero ni siquiera eso parece suficiente. Poco espíritu de ciudad.

El Corpus

La plaza de Candelaria no podrá transitarse en la procesión de este año, ya que las obras de reurbanización que tuvieron en vilo a la Semana Santa se acaban de adjudicar y comenzarán en cuestión de días. Las soluciones pasan a priori por ampliar notablemente el recorrido, por Compañía, Plaza de las Flores y Columela para volver a San Agustín por José del Toro y Cardenal Zapata; o recortar levemente por Cobos, Manzanares y Sánchez Barcáiztegui, con mucha más sombra. A priorir, muy aconsejable esta segunda opción.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios