La Tribuna Cofrade

El arte de decretar

  • El último decreto dictado por el delegado episcopal deshaciendo la norma aprobada en 2019 sume a las cofradías en una gran inseguridad

  • El texto plantea muchas dudas jurídicas

Ciriales y Cruz en la puerta de una iglesia.

Ciriales y Cruz en la puerta de una iglesia. / Fito Carreto

Al Secretariado de Hermandades debían acudir los líderes del Procés catalán para acabar con el problema en dos días. Uno lee y relee el último decreto que Palacio se ha sacado de la manga y se queda con la impresión de que si enviaran al delegado a Ceuta, se arreglaba el conflicto con Marruecos en un abrir y cerrar de ojos. Vaya destreza para sumar dos más dos y que el resultado sea seis. La apisonadora de Hospital de Mujeres ha vuelto a hacer de las suyas, y si la gestión que venían haciendo del proceso electoral de El Huerto era del todo vergonzante, se arregla con un decreto hecho a la medida de la maniobra perseguida. Y candidato al canto cuyo nombre ya reza felizmente en las papeletas que estos días han recibido entre la resignación y la incredulidad los hermanos de la cofradía de San Severiano, verdaderos perjudicados (candidato incluido) de toda esta historia.

El decreto dictado por Palacio para revisar una norma que apenas tiene dos años de vigor es un absoluto despropósito. Y es muy preocupante para el presente y el futuro de las hermandades. Las normas no pueden dictarse al capricho y al antojo de quien hoy piensa blanco y mañana negro; ni mucho menos hacerse para obstaculizar determinados nombre o proyectos y luego deshacerse sobre la marcha para permitir que salgan adelante otros.

El ya famoso artículo 45.6, que establecía como requisito para presentarse en una candidatura “no haber presentado dimisión o renuncia de la junta de gobierno, de esa u otra hermandad, dentro de los cinco años previos a la fecha de celebración del cabildo de elecciones”, era meridianamente claro. No había matices, ni “divergencia de interpretaciones” como señala el delegado episcopal. Era rotundo: todo el que dimita, no se vuelve a presentar durante cinco años. Así de fácil.

El problema sobrevenido en El Huerto con el candidato dimisionario tenía una fácil solución, muy recurrida siempre por la Iglesia: la dispensa. Un decreto de dispensa realizado por el obispo, el vicario general, el delegado episcopal de Hermandades o quien corresponda autorizando expresamente que ese candidato se presentara. Y a partir de ahí, que cada palo aguante su cirio. Y si no, bastaba con emitir un decreto anulando la validez de ese artículo 45.6, que precisamente nació para evitar lo que ahora se va a permitir: que alguien dimita de una junta para hacer oposición y presentarse en el siguiente cabildo.

Nada de esto ha hecho el Secretariado, que deja a las cofradías en la absoluta inseguridad jurídica con un decreto que viene a reafirmar que todo lo que se está haciendo en torno a El Huerto es un absoluto desastre. Un despropósito. Y ojito a todo esto porque la actuación de la autoridad en todo este entuerto deja a los cofrades al capricho del cura de turno, que adquiere un poder casi sobrenatural que recuerda a los peores tiempos de los 80 y los 90.

Uno lee y relee el último decreto y piensa que Groucho Marx es miembro del Secretariado: “Si no te gustan estas normas, tengo otras”. Qué arte el de decretar.

Dudas

Muchas, las que genera el decreto publicado el lunes, que a muchos ha sorprendido por el perogrullo jurídico que contiene a lo largo y ancho del texto. Una norma del obispo modificada o interpretada por el delegado episcopal (un rango inferior), una distinción creada ad hoc para determinado candidato donde la norma no distingue, un decreto cuya validez no queda clara si es a raíz de su publicación o con carácter retroactivo, la necesidad de que el director espiritual de el visto bueno a una dimisión (¿si no lo da, se entiende que no hay dimisión?)… No caben más interrogantes ni contradicciones en cuatro puntos que tiene ese decreto.

Inseguridad

Manifiesta, la que queda reflejada con todo este sainete cocinado en el Secretariado. Ellos cocinan los decretos y se comen las normas. Y encima son los que tramitan las posibles hojas de reclamaciones de esos menús de difícil digestión. Lo ocurrido en El Huerto, curiosamente, va a servir para algo: para demostrar la necesidad de cambiar la norma diocesana y dar más amparo legal a aquella persona que quiera defender sus derechos cuando considere que han sido dañados. Si el Secretariado es el órgano que ejecuta, los recursos no deberían ir a ese mismo órgano, sino a otra instancia diocesana, como por ejemplo la vicaría judicial. Igual que para restaurar una imagen, por ejemplo, se necesita el visto bueno de la Oficina de Asuntos Económicos y de la delegación de Patrimonio del Obispado, cuando surgen conflictos en el seno de las hermandades debiera resolver la Vicaría Judicial o un órgano similar, y no el mismo órgano que provoca el entuerto.

El Corpus

Las imágenes de la celebración del Corpus en Cádiz Las imágenes de la celebración del Corpus en Cádiz

Las imágenes de la celebración del Corpus en Cádiz / Lourdes de Vicente

Exprés. Así fue la celebración del Corpus del pasado domingo. En menos de hora y media se despachó en la Catedral el pontifical solemne y la posterior procesión con el Santísimo. Hay misas que duran más. La procesión se podría definir como semiclaustral, con una primera parte con el Santísimo en la Custodia de Ana de Viya, hasta la puerta principal; y una segunda mitad de la procesión con el Santísimo bajo palio y la Custodia realizando el camino de regreso a su capilla. Llamó la atención la indumentaria excesivamente informal para el Corpus de algunos de los portadores de los nuevos faroles o del palio de respeto, que por primera vez en la historia incorporó mujeres. Bien por aquellos que vistieron chaqué, y por la representante de Servitas que se atavió con mantilla. El resumen general de la celebración, vísperas y jornada dominical, es que ha sido un Corpus de mero trámite. Una pena.

Elecciones

Está siendo muy comentado las campañas y comunicaciones que las candidaturas están realizando para captar el voto de los hermanos. Al más puro estilo político, se organizan actos de presentación, se realizan dossiers de esmerado diseño, los candidatos posan, aparecen hastag de apoyo a Fulano o a Mengano por las redes sociales, se multiplican las promesas por difíciles que sean… Parece que se ha perdido un poco el norte también en este aspecto últimamente.

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