Diario Cofrade

La Viña bicoronada

Imágenes de la coronación de la Virgen de las Penas

Imágenes de la coronación de la Virgen de las Penas / Jesús Marín

Dos atronadores aplausos cuando el reloj marcaba las doce y cinco minutos del mediodía han festejado el momento exacto de la coronación de María Santísima de las Penas. Las Palmas que efusivamente y de manera constante retumbaron en la Catedral significaban la inmensa alegría por lo celebrado y llevaban también implícito mil reconocimientos. A la hermandad que desde el siglo XVII sostiene espiritualmente al barrio de la Viña, a los que fundaron la penitencial de la Misericordia en 1938, a los capuchinos que encargaron la talla de la Virgen y la conservaron al culto hasta 1947,a los mayordomos, vestidores y priostes que tanto han trabajado siempre en el culto a la Dolorosa, a las madres que suspiran y gritan un “guapa” improvisado siempre que se cruzan con Ella, a los que se han marchado en estos últimos años sin poder disfrutar del histórico día, a la pandemia vencida, a los más pequeños que han nacido y juguetean en sus primeros años alrededor de la Virgen, al obispo que va a dejar tan imborrable huella en La Palma y en el barrio, a cada cuarto de baño arreglado llevando dignidad a la higiene de las familias, al párroco que inició el proceso de la coronación y que hoy disfrutaba en el altar mayor junto al que fuera su vicario, que tampoco quiso perderse la ceremonia. A una devoción, en definitiva, permanente en el tiempo y que la corona que a las doce y cinco minutos imponía el obispo ha sacado a relucir de manera espectacular estos últimos días y semanas.

El emocionante momento de la coronación fue rematado por el coro de José Manuel Pedrosa, que junto al acompañamiento al órgano de Juan Antonio Verdía interpretaron con sus desgarradores voces el himno que ha calado perfectamente entre los cofrades de La Palma. Se remataba así el momento central del pontifical de coronación, que comenzaba con puntualidad inglesa a las once de la mañana y que ha presidido el obispo diocesano, Rafael Zornoza.

La Viña veía así coronada a su segunda representación mariana, la Virgen de las Penas, que de este modo siguió los pasos que en 1987 ya presidiera la Virgen de la Palma.

La hermandad había agotado las más de 800 invitaciones posibles para presenciar en la Catedral esta ceremonia histórica, séptima que se celebra en la ciudad y segunda en la era Zornoza. Tanto interés había despertado la coronación que el mismísimo alcalde de la ciudad, José María González, rompía su máxima y presidía el protocolario banco municipal en primera fila, reafirmando su particular cariño a la hermandad viñera cuya salida no se pierde cada Lunes Santo.

Junto a Kichi comparecía parte de la Corporación Municipal, representada por todos los concejales del Partido Popular, dos ediles socialistas, las dos concejalas de Ciudadanos y el no adscrito Domingo Villero. También asistió al pontifical el parlamentario de Vox Agustín Rosety, la delegada del gobierno andaluz en Cádiz, Mercedes Colombo; el subdelegado de Defensa, Ángel Javier Umbría; y representaciones de la Guardia Civil, la Policía Nacional, la Policía Local, la Audiencia Provincial, la Universidad de Cádiz, el Ateneo o algunos colegios oficiales.

En el plano religioso, una quincena de sacerdotes han acompañado al obispo en el altar, arropando a La Palma en los primeros bancos buena parte del Consejo de Hermandades y representaciones de la práctica totalidad de hermandades no sólo de Cádiz, sino de diversos puntos de la diócesis y de otras localidades de Andalucía. Todo un signo de hermanamiento que remataba la constante visita a la iglesia de La Palma que en estos meses han protagonizado las hermandades.

La homilía de Zornoza

Durante su homilía, el obispo ha reivindicado la utilidad que debe tener la coronación decretada y celebrada, porque “si después de la coronación la Viña y los viñeros siguen igual este esfuerzo no tendría sentido”. Ha destacado Zornoza “la íntima relación entre la corona y la vida de fe de los fieles”, algo que exige “una profunda conversión personal” a la que ha invitado el obispo, que ha defendido las representaciones de Cristo y María “en madera o en otro material, que sirven para llegar a ellos”.

“Acudimos a María como nuestra Reina que ejerce sobre nosotros su poderío para que nos libre del mal, del pecado”, ha afirmado el obispo, que enlazando con el evangelio dominical alertó del mandato del Señor “de que seamos felices pero no con eslóganes fáciles como los que escuchamos hoy, por ejemplo es de que los límites están en tu mente, porque frente a esos vendedores, la felicidad de Jesús tiene un origen más profundo, personal y social que incluye la lucha, el compromiso, la entrega y el dolor” y recordó que según el mandato de la Iglesia “da más alegría dar que recibir”.

Por todo ello, Zornoza pidió que el “acto simbólico de la coronación” sea “un compromiso, un pacto de amor con María, confiando su protección pero manifestando que queremos ser suyos, que queremos contar siempre con Ella y que Ella cuente siempre con nosotros”. “Mis dolores hallarán descanso y sentido en tus Penas”, añadió, invitando a los asistentes a “tener la valentía de abrirse a Dios, de arriesgar amando” y de “vivir las bienaventuranzas”. “Virgen Dolorosa viñera, que has transitado las calles para llegar a todos los gaditanos, no nos abandones”, concluyó el obispo.

Después de una hora y tres cuartos de una ceremonia brillante en el acompañamiento musical y muy emotiva en lo devocional y particular, Zornoza despedía el pontifical “con el corazón rebosante de amor a María”. El himno de la coronación interpretado nuevamente por el coro de José Manuel Pedrosa y otro aplauso enfervorecido culminaba esta histórica coronación, la segunda que vive el barrio de la Viña y su cofradía de La Palma.

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